En el vuelo de vuelta de Bali me
entretuve leyendo la revista de la aerolínea que siempre hay en el asiento del
avión, junto a la bolsa de vomitar y a las instrucciones de seguridad. Entre
anuncios de relojes, colonias, maquetas del avión en el que estábamos volando y
bolsas de patatas de lujo vi una cosa que me llamó la atención: Great White
Shark Cage Diving in Port Lincoln, Australia. ¿Cómo? Yo pensaba que lo de
meterte en una jaula en aguas infestadas de tiburones blancos sólo se hacía en
Sudáfrica… pues afortunadamente estaba equivocado.
Ahora sólo me faltaba ver dónde
estaba Port Lincoln. Resulta que Port Lincoln es un pequeño pueblo costero que está
en South Australia, el estado fronterizo con Victoria, donde estamos nosotros.
Está más o menos a tres horas en avión de Melbourne si enlazas bien los vuelos
(dos regionales) o a unas ocho si enlazas los vuelos pensando en ahorrar, mi
caso. Así que ni corto ni perezoso este domingo me fui a Adelaida y de ahí a
Port Lincoln donde el lunes fui con la compañía Calypso a nadar con el pez
depredador más grande del mundo: el Gran Tiburón Blanco.
Los días anteriores a mi llegada
habían tenido mucha suerte con los tiburones, llegando a ver diez ejemplares diferentes
el día anterior, lo que hacía presagiar una buena jornada. Las previsiones
meteorológicas, de todas formas, eran nefastas: se esperaban olas de más de
tres metros, cielo nublado y mucho viento. Con esta mezcla de ánimo nos
encontramos los valientes buceadores en el puerto de Port Lincoln a las seis y
media de la mañana, donde descubrimos que quien fuera que hizo la previsión
meteorológica había metido la pata hasta el fondo, afortunadamente para
nosotros.
El barco zarpó rumbo a las
Neptune Islands con treinta y seis personas que haríamos la inmersión en la
jaula en grupos de seis. El tiempo en la jaula sería de entre 45 minutos y una
hora para cada grupo. En total la excursión iba a durar más de doce horas.
Las Neptune Islands son dos islotes
dejados de la mano de Dios que alojan a una gran colonia de leones marinos
australianos, que acuden ahí para criar. Los Tiburones Blancos, una vez han
alcanzado la madurez (cuando miden más de 3 m), acuden a estas aguas a
controlar la población de crías de león marino que justamente ahora es cuando
empiezan a darse los primeros chapuzones, motivo por el cual el tiburón más
pequeño que íbamos a ver sería de 3 m. Lo habitual son tiburones de entre 4 y 5
m y, en caso de suerte, se puede ver alguna hembra de casi 7 m a las que llaman
“Big Momma” (Gran Mami). Teniendo en cuenta la suerte que afortunadamente tengo
cuando se trata de ver animales, podéis imaginaros antes de seguir mirando las
fotos, lo que llegamos a ver.
La jaula era de 5 m de largo, 6 m
si contamos los flotadores negros, por lo que la utilizan para estimar el
tamaño de los tiburones que nadan a su alrededor. A la altura de los ojos tiene
una abertura en todo su perímetro por la que cabe una persona perfectamente,
pero afortunadamente no es lo suficientemente grande como para que pueda entrar
un tiburón.
Después de tres horas de travesía
por el Mar de Tasmania llegamos a las Neptune donde el capitán del barco echó
el ancla en una zona resguardada del fuerte oleaje que habíamos tenido durante
el camino. Una vez ahí echaron la jaula al agua, vísceras de peces a su
alrededor y empezó la fiesta. Yo iba en el cuarto grupo así que tenía unas
cuatro horas para mentalizarme y ver el espectáculo desde fuera, que merecía la
pena.
Mientras la tripulación hacía los
preparativos los expedicionarios mirábamos al agua donde todos veíamos sombras
que creíamos eran tiburones… hasta que realmente vimos un tiburón y se nos
pusieron por corbata. Debo decir que el agua era muy transparente. Por lo que
nos contaron en el peor día posible la visibilidad nunca es menor de 15 m.
Los primeros seis valientes se
fueron al agua y el capitán y el cocinero empezaron su particular festival de
pesca, que duró hasta el anochecer. El procedimiento era el siguiente: ataban agallas
de atún (Port Lincoln es famoso por sus exitosas piscifactorías de atún en mar
abierto, donde hay tours para nadar en ellas) a una cuerda con un flotador y
las tiraban a unos metros de la jaula.
Una vez localizaban al tiburón que
iba a intentar pillarlas tiraban de la cuerda para que el tiburón se acercase a
la jaula o, en caso contrario saliera mínimamente del agua.
Pasados unos minutos estábamos
rodeados por varios tiburones. Vimos 12 Tiburones Blancos diferentes en total,
el mejor día en dos años según las estadísticas que llevan en la página web de
la empresa Calypso.
Con el agua llena de sangre,
tiburones pasándoselo pipa persiguiendo trozos de atún y el capitán y el
cocinero ya a un buen ritmo de pesca yo conseguí familiarizarme con la cámara
de fotos (es nueva ya que la que tenía hasta ahora murió justo después de la
última inmersión en Bali) justo en el momento en que llegaron (y ya no se
marcharían en todo el día) dos “Big Mommas” de unos 7 m de largo, menudos
monstruos. ¡Cada vez tenía más ganas de ir a la jaula!
Es increíble con el tamaño que
tienen la facilidad con la que son capaces de salir del agua. El método de caza
de los Tiburones Blancos en estas aguas se basa en el factor sorpresa. Acechan
a las crías de león marino desde el fondo (la profundidad es de unos 90 m) y
cuando deciden que tienen hambre suben pitando hacia arriba. Es posible verlos
saltar completamente fuera del agua, pero nos dijeron que por estas aguas no
solían saltar cuando había turistas.
La mezcla de la emoción, el miedo
y la incapacidad de determinadas personas de prever que para estar debajo del
agua durante 45 minutos van a tener que respirar por un tubo dejó situaciones
como la de las siguientes fotos, en las que el capitán estaba “pescando”
mientras el cocinero intentaba tranquilizar a una chica que no era capaz de
respirar por el regulador. El tiburón de la segunda foto era de los pequeños y
se puede observar que era igual de largo que la jaula, es decir 5 m.
Mientras tanto, el capitán seguía
a su aire, esta vez jugando con uno de los monstruos de 7 m. Espectacular la
velocidad que alcanzaban y la fiereza de sus ataques al cebo.
En esas estábamos que por fin una
de las grandes hembras me sonrió para la foto.
Al final siempre dejaban que los
tiburones se llevaran algo de comida a la boca, supongo que es una manera de
hacer que no quieran irse de los alrededores del barco.
Y llegó mi turno para ir a la
jaula. Me puse el traje de neopreno de 7 mm de grosor (el agua estaba a 16
grados), un chaleco con plomos que pesaba 20 kg, las gafas y al agua patos.
Y ahí, bajo el agua, es donde se
puede apreciar la majestuosidad y monstruosidad de estos animales.
A pesar de haber una visibilidad
impresionante los tiburones salían de la nada. Nadaban sin apenas moverse, como
disimulando, hasta que se acercaban pitando hasta el cebo y le daban la
dentellada pertinente.
Pasaban rozando la jaula e
incluso a veces la golpeaban violentamente (un trozo de atún se quedó atascado
entre los barrotes y los flotadores) con el susto correspondiente.
Tienen una forma perfectamente
hidrodinámica de tal manera que parecen cohetes. Los ojos son completamente
negros y cuando te miran, porque lo hacen, al contrario que con los mamíferos
que puedes deducir su estado de ánimo, es imposible saber qué deben estar
pensando.
Estoy seguro que nos tenían a
todos controlados, por si alguno se escurría fuera de la jaula.
Al final el balance del día fue
espectacular, con 12 ejemplares diferentes el más pequeño de los cuales era de
4m y las dos hembras mayores de 7 m. Estuvimos 7 horas jugando con los
tiburones y 1 hora entera dentro de la jaula. ¡Perfecto!
Después de esta actualización con
tanta foto y tan poca letra os dejo, a modo de despedida, un video de la
experiencia en la jaula.
Enrique
ENGLISH VERSION
In the return journey from Bali I read
this free magazine that Jetstar places in the pocket in front of your seat with
the motion sickness bags and the safety directions. In between ads of watches,
perfumes, models of the plane we were in and bags of luxury potatoes, there was
one that catch my attention: Great White Shark Cage Diving in Port Lincoln,
Australia. What? I though you could only do that in South Africa… fortunately,
I was wrong.
I only had to check where is Port
Lincoln. As you may know, Port Lincoln is a little coastal town in South
Australia, so the state next to Victoria, so not too far! It’s about three hours
far from Melbourne if you manage the two regional flights well or eight hours
if you pick a cheaper option, which was my case. So, a few Sundays ago, I went
to Adelaide and then Port Lincoln to swim the Monday after with the biggest
predator fish in the world: the Great White Shark.
The days before my tour were really successful: they sighted up to ten different animals during the trips. Everything suggested it
was going to be a good day. The weather forecast wasn’t as optimistic though: three
meter high waves were expected, cloudy sky and strong wind too. This particular
Monday at half past six in the morning all the divers met in the harbor.
Besides and in our favor, whoever did the weather prediction was completely
wrong.
The
boat set sail to the Neptune Island with thirty-six people on board who would cage-dive
in batches of six. We were going to spend between forty-five minutes and one hour per
batch in the cage. The length of the journey is usually about 12 hours.
The
cage was 5 m long, 6 m if you also count the black floaters which are really
useful to check the size of the sharks while swimming around. At the high of
your eyes, there’s a gap all around the perimeter. Of course none of the sharks
would fit though this gap but a person perfectly would.
While the crew was preparing the material, the
divers were looking at the water to some shades we thought were sharks… then, we
really saw a shark and I put the fear of God into all of us.
The first six brave divers went to the water and
the captain and the cook (yes, he actually cooks the meals they serve on board)
started their particular fishing festival which lasted ‘till the sunset. The
system to attract the animals consisted in tying tuna guts to a floater (there’re really
successful open water tuna farms in Port Lincoln too, and tours to swim there
as well) and threw them a few meters far from the cage.
Once
they saw a shark planning to attack the bite, they pulled the rope so the shark
will swim closer to the cage or/and jump a little bit out of the water.
A few minutes after, we were surrounded by
sharks. We saw 12 Great White Sharks during the whole day, it was the best rate
in the past two years according to the register that the company (Calypso) has in its webpage.
I finally got familiar with my new camera (the
old one did his best and died in Bali the last day) while the water was red of
blood, the sharks chasing pieces of tuna and the captain and the cook fishing
sharks as Sunday fishers in the local creek. Was then when two Big Mommas came
next to the boat and didn’t leave. What a couple of monsters! I just couldn’t wait
to get into the cage!
It’s just unbelievable how big they are and how
easily they jump out of the water. The Great White Sharks rely on the surprise
factor to hunt in this sea. They stalk the sea lion calves from the seabed
(which is about 90 m deep) and, when they get hungry, they swim to the surface
as lightning. They can jump high enough to get their body completely out of the
water, but apparently they become shy when there’re tourists around this area.
The mixture of excitement, fear and the
inaptitude of some people to breath though a pipe left some interesting
pictures: the captain fishing non-stop, the cook trying to keep the calm of a
girl who wasn’t able to breath trought the regulator. The shark in the second
picture was a small one but you can see it’s as big as the cage, which was 5 m.
The captain looked like he was enjoying playing
which the 7 m monsters. Amazing their speed and the wilderness of their attack
to the bite.
Finally, a Big Momma smiled for my picture.
At the end, they let the sharks take some of the
bite. I guess it’s a way to keep them around.
And my turn to go to the cage came! I
putted on the 7 mm wetsuit (the water temperature was 16 degrees), a vest with
20 kg, my mask and I was ready!
It’s underwater where you can really tell how majestic
and monstrous at the same time these animals are.
Despite the good visibility, the sharks came
suddenly, like coming from the deepest emptiness. They swim almost not moving,
like trying to hide, until all of a sudden they run towards a piece of tuna.
They swim touching the cage, sometimes strongly
hitting it when a piece of bite got stack in the iron bars of the cage, that
was frightening.
Their shape is completely hydrodynamic so they look like rockets. Their eyes are completely black. Unlike the mammals that you can guess their mood when they look at you; when sharks do so, you won’t have a clue about what they might be thinking.
I’m sure they were controlling absolutely all of us, just in case one would go out of the cage.
The rate of sighting at the end of the day was fantastic: 12 different specimens which were at least 4 m long and 2 females longer than 7 m. We were 7 hours ‘playing’ with the sharks and one hour in a cage underwater. Perfect!
Well, after this update with loads of pictures and not many words, I leave here a short video as a summary of the experience and a temporary farewell.
Well, after this update with loads of pictures and not many words, I leave here a short video as a summary of the experience and a temporary farewell.
Enrique
PUFFFFFFF que valor tienes sobrino, te vas a volver ¿? con un saco de experiencias irrepetibles. Besos.Mª José
ResponderEliminarnano... m'he acollonit només de mirar el video. No has visto las pelis de tiburones!!!?!?!?!? al filo de la muerte... i el tio t'estava mirant malament... una mica més i menjar per taurons. Ha de ser brutal la veritat. Molt xulo el video, una abraçada des de castellar!
ResponderEliminarJoan Hilari aquest any és la classe dels taurons, quan vegi el vídeo ... ALUCINARÀ!!!
ResponderEliminar¡BRUTAL! Con un par Enrique xD la verdad es que debió ser muy emocionante!
ResponderEliminarValor???? Pero si nadie se atrevió a sacar la cabeza!!!!
ResponderEliminarHe dejado este blog para el final porque ya me había avisado tu padre que era espectacular. Ya he acabado los exámenes, hemos ido a Montpellier a ayudar a Aleix, etc y hemos podido volver a disfrutar de vuestro blog. Besos de la tía Maite y del tío Sergio.
Realmente yo me lo pensaría dos veces antes de hacerlo... aunque ha de ser una experiencia única! Aún así entiendo a Marina de rajarse!!
ResponderEliminarGracias, David! El ganchillo es mas seguro.
ResponderEliminarEn primer lugar Enrique gracias por la crónica. Estamos barajando la posibilidad de hacer dicho viaje expresamente desde Melbourne a Port Linconl para enfrascarnos en esta aventura. Muy interesante todo lo que apuntas. Por cierto, y sin querer desilusionarte, dudo mucho que hayas visto 2 ejemplares de 7 metros. El tiburón blanco más grande pescado andaba sobre los 6,5 y un tamaño de 7 metros es algo EXTRAORDINARIO. Igual anda alguno por el mar de ese tamaño, pero si has visto tiburones de 4 metros, ya has visto algo muy grande. En la página hablan de "Big Momma" y a ver si se acerca con sus 18 pies de tamaño, que vienen a ser 5,5 metros, y créeme, eso es algo INMENSO y poco habitual hoy en día. Por lo demás seguro que la experiencia merece la pena y esperamos poder hacerla en unos meses. Muchas gracias. Recibe un cordial saludo.
ResponderEliminarImpresionante! Te hago una consulta, es necesario tener experiencia en el buceo?? Pueden ser principiantes? Saludos
ResponderEliminarNo es necesario ser submarinista aunque ayuda. Una vez el barco está parado en las Neptune Islands separan a la gente entre los que son submarinistas y los que no. A los que nunca han buceado con tanques, reguladores, etc les hacen un curso rápido de respirar utilizando el regulador. Es exactamente igual que cuando en la playa vas con las gafas y el tubo, pero debajo del agua. En la jaula tu cabeza no está a más de un metro de profundidad así que en caso de no estar a gusto das un saltito y ya tienes la cabeza en la superficie, protegida de los tiburones evidentemente.
EliminarSaludos