martes, 11 de junio de 2013

NADANDO CON TIBURONES BLANCOS

En el vuelo de vuelta de Bali me entretuve leyendo la revista de la aerolínea que siempre hay en el asiento del avión, junto a la bolsa de vomitar y a las instrucciones de seguridad. Entre anuncios de relojes, colonias, maquetas del avión en el que estábamos volando y bolsas de patatas de lujo vi una cosa que me llamó la atención: Great White Shark Cage Diving in Port Lincoln, Australia. ¿Cómo? Yo pensaba que lo de meterte en una jaula en aguas infestadas de tiburones blancos sólo se hacía en Sudáfrica… pues afortunadamente estaba equivocado.



Ahora sólo me faltaba ver dónde estaba Port Lincoln. Resulta que Port Lincoln es un pequeño pueblo costero que está en South Australia, el estado fronterizo con Victoria, donde estamos nosotros. Está más o menos a tres horas en avión de Melbourne si enlazas bien los vuelos (dos regionales) o a unas ocho si enlazas los vuelos pensando en ahorrar, mi caso. Así que ni corto ni perezoso este domingo me fui a Adelaida y de ahí a Port Lincoln donde el lunes fui con la compañía Calypso a nadar con el pez depredador más grande del mundo: el Gran Tiburón Blanco.



Los días anteriores a mi llegada habían tenido mucha suerte con los tiburones, llegando a ver diez ejemplares diferentes el día anterior, lo que hacía presagiar una buena jornada. Las previsiones meteorológicas, de todas formas, eran nefastas: se esperaban olas de más de tres metros, cielo nublado y mucho viento. Con esta mezcla de ánimo nos encontramos los valientes buceadores en el puerto de Port Lincoln a las seis y media de la mañana, donde descubrimos que quien fuera que hizo la previsión meteorológica había metido la pata hasta el fondo, afortunadamente para nosotros.



El barco zarpó rumbo a las Neptune Islands con treinta y seis personas que haríamos la inmersión en la jaula en grupos de seis. El tiempo en la jaula sería de entre 45 minutos y una hora para cada grupo. En total la excursión iba a durar más de doce horas.

Las Neptune Islands son dos islotes dejados de la mano de Dios que alojan a una gran colonia de leones marinos australianos, que acuden ahí para criar. Los Tiburones Blancos, una vez han alcanzado la madurez (cuando miden más de 3 m), acuden a estas aguas a controlar la población de crías de león marino que justamente ahora es cuando empiezan a darse los primeros chapuzones, motivo por el cual el tiburón más pequeño que íbamos a ver sería de 3 m. Lo habitual son tiburones de entre 4 y 5 m y, en caso de suerte, se puede ver alguna hembra de casi 7 m a las que llaman “Big Momma” (Gran Mami). Teniendo en cuenta la suerte que afortunadamente tengo cuando se trata de ver animales, podéis imaginaros antes de seguir mirando las fotos, lo que llegamos a ver.



La jaula era de 5 m de largo, 6 m si contamos los flotadores negros, por lo que la utilizan para estimar el tamaño de los tiburones que nadan a su alrededor. A la altura de los ojos tiene una abertura en todo su perímetro por la que cabe una persona perfectamente, pero afortunadamente no es lo suficientemente grande como para que pueda entrar un tiburón.

Después de tres horas de travesía por el Mar de Tasmania llegamos a las Neptune donde el capitán del barco echó el ancla en una zona resguardada del fuerte oleaje que habíamos tenido durante el camino. Una vez ahí echaron la jaula al agua, vísceras de peces a su alrededor y empezó la fiesta. Yo iba en el cuarto grupo así que tenía unas cuatro horas para mentalizarme y ver el espectáculo desde fuera, que merecía la pena.



Mientras la tripulación hacía los preparativos los expedicionarios mirábamos al agua donde todos veíamos sombras que creíamos eran tiburones… hasta que realmente vimos un tiburón y se nos pusieron por corbata. Debo decir que el agua era muy transparente. Por lo que nos contaron en el peor día posible la visibilidad nunca es menor de 15 m.



Los primeros seis valientes se fueron al agua y el capitán y el cocinero empezaron su particular festival de pesca, que duró hasta el anochecer. El procedimiento era el siguiente: ataban agallas de atún (Port Lincoln es famoso por sus exitosas piscifactorías de atún en mar abierto, donde hay tours para nadar en ellas) a una cuerda con un flotador y las tiraban a unos metros de la jaula.




Una vez localizaban al tiburón que iba a intentar pillarlas tiraban de la cuerda para que el tiburón se acercase a la jaula o, en caso contrario saliera mínimamente del agua.




Pasados unos minutos estábamos rodeados por varios tiburones. Vimos 12 Tiburones Blancos diferentes en total, el mejor día en dos años según las estadísticas que llevan en la página web de la empresa Calypso.



Con el agua llena de sangre, tiburones pasándoselo pipa persiguiendo trozos de atún y el capitán y el cocinero ya a un buen ritmo de pesca yo conseguí familiarizarme con la cámara de fotos (es nueva ya que la que tenía hasta ahora murió justo después de la última inmersión en Bali) justo en el momento en que llegaron (y ya no se marcharían en todo el día) dos “Big Mommas” de unos 7 m de largo, menudos monstruos. ¡Cada vez tenía más ganas de ir a la jaula!





Es increíble con el tamaño que tienen la facilidad con la que son capaces de salir del agua. El método de caza de los Tiburones Blancos en estas aguas se basa en el factor sorpresa. Acechan a las crías de león marino desde el fondo (la profundidad es de unos 90 m) y cuando deciden que tienen hambre suben pitando hacia arriba. Es posible verlos saltar completamente fuera del agua, pero nos dijeron que por estas aguas no solían saltar cuando había turistas.





La mezcla de la emoción, el miedo y la incapacidad de determinadas personas de prever que para estar debajo del agua durante 45 minutos van a tener que respirar por un tubo dejó situaciones como la de las siguientes fotos, en las que el capitán estaba “pescando” mientras el cocinero intentaba tranquilizar a una chica que no era capaz de respirar por el regulador. El tiburón de la segunda foto era de los pequeños y se puede observar que era igual de largo que la jaula, es decir 5 m.




Mientras tanto, el capitán seguía a su aire, esta vez jugando con uno de los monstruos de   7 m. Espectacular la velocidad que alcanzaban y la fiereza de sus ataques al cebo.






En esas estábamos que por fin una de las grandes hembras me sonrió para la foto.








Al final siempre dejaban que los tiburones se llevaran algo de comida a la boca, supongo que es una manera de hacer que no quieran irse de los alrededores del barco.




Y llegó mi turno para ir a la jaula. Me puse el traje de neopreno de 7 mm de grosor (el agua estaba a 16 grados), un chaleco con plomos que pesaba 20 kg, las gafas y al agua patos.



Y ahí, bajo el agua, es donde se puede apreciar la majestuosidad y monstruosidad de estos animales.






A pesar de haber una visibilidad impresionante los tiburones salían de la nada. Nadaban sin apenas moverse, como disimulando, hasta que se acercaban pitando hasta el cebo y le daban la dentellada pertinente.







Pasaban rozando la jaula e incluso a veces la golpeaban violentamente (un trozo de atún se quedó atascado entre los barrotes y los flotadores) con el susto correspondiente.





Tienen una forma perfectamente hidrodinámica de tal manera que parecen cohetes. Los ojos son completamente negros y cuando te miran, porque lo hacen, al contrario que con los mamíferos que puedes deducir su estado de ánimo, es imposible saber qué deben estar pensando.






Estoy seguro que nos tenían a todos controlados, por si alguno se escurría fuera de la jaula.






Al final el balance del día fue espectacular, con 12 ejemplares diferentes el más pequeño de los cuales era de 4m y las dos hembras mayores de 7 m. Estuvimos 7 horas jugando con los tiburones y 1 hora entera dentro de la jaula. ¡Perfecto!

Después de esta actualización con tanta foto y tan poca letra os dejo, a modo de despedida, un video de la experiencia en la jaula.



Enrique


ENGLISH VERSION





In the return journey from Bali I read this free magazine that Jetstar places in the pocket in front of your seat with the motion sickness bags and the safety directions. In between ads of watches, perfumes, models of the plane we were in and bags of luxury potatoes, there was one that catch my attention: Great White Shark Cage Diving in Port Lincoln, Australia. What? I though you could only do that in South Africa… fortunately, I was wrong. 


I only had to check where is Port Lincoln. As you may know, Port Lincoln is a little coastal town in South Australia, so the state next to Victoria, so not too far! It’s about three hours far from Melbourne if you manage the two regional flights well or eight hours if you pick a cheaper option, which was my case. So, a few Sundays ago, I went to Adelaide and then Port Lincoln to swim the Monday after with the biggest predator fish in the world: the Great White Shark.



The days before my tour were really successful: they sighted up to ten different animals during the trips. Everything suggested it was going to be a good day. The weather forecast wasn’t as optimistic though: three meter high waves were expected, cloudy sky and strong wind too. This particular Monday at half past six in the morning all the divers met in the harbor. Besides and in our favor, whoever did the weather prediction was completely wrong.



The boat set sail to the Neptune Island with thirty-six people on board who would cage-dive in batches of six. We were going to spend between forty-five minutes and one hour per batch in the cage. The length of the journey is usually about 12 hours.

This Neptune Islands are two islets which host a big colony of Australian sea lions that go there every year to breed. Once the White Sharks become adults (that means their length is bigger than 3 m), they travel to this islands to kindly control the population of sea lions. Now it’s the time of the year when the sea lion calves get to the water for the first time and this is the reason why the sharks we were going to see would be at least 3 m long. Usually around the Neptunes, the sharks you can watch are 4 or 5 meters long and, if you’re lucky enough, you can find a 7 meter long female which they call ‘Big Momma’s’. I’m pretty lucky when it comes to sight animals, so you can guess what you’re about to see.



The cage was 5 m long, 6 m if you also count the black floaters which are really useful to check the size of the sharks while swimming around. At the high of your eyes, there’s a gap all around the perimeter. Of course none of the sharks would fit though this gap but a person perfectly would.

After three hours sailing though the Tasman Sea we got to the Neptune’s where the captain casted anchor in a calm spot. Then, they put the cage in the water and some fish entrails to start lighting the party. I was going to the cage in the fourth group, so I had four hours to get mentally prepared and enjoy the show from the safe boat deck. The water was really clear. Apparently, even in the worst days the minimum visibility expected in this spot is 15 meters.



While the crew was preparing the material, the divers were looking at the water to some shades we thought were sharks… then, we really saw a shark and I put the fear of God into all of us.



The first six brave divers went to the water and the captain and the cook (yes, he actually cooks the meals they serve on board) started their particular fishing festival which lasted ‘till the sunset. The system to attract the animals consisted in tying tuna guts to a floater (there’re really successful open water tuna farms in Port Lincoln too, and tours to swim there as well) and threw them a few meters far from the cage.




Once they saw a shark planning to attack the bite, they pulled the rope so the shark will swim closer to the cage or/and jump a little bit out of the water.




A few minutes after, we were surrounded by sharks. We saw 12 Great White Sharks during the whole day, it was the best rate in the past two years according to the register that the company (Calypso) has in its webpage.



I finally got familiar with my new camera (the old one did his best and died in Bali the last day) while the water was red of blood, the sharks chasing pieces of tuna and the captain and the cook fishing sharks as Sunday fishers in the local creek. Was then when two Big Mommas came next to the boat and didn’t leave. What a couple of monsters! I just couldn’t wait to get into the cage!





It’s just unbelievable how big they are and how easily they jump out of the water. The Great White Sharks rely on the surprise factor to hunt in this sea. They stalk the sea lion calves from the seabed (which is about 90 m deep) and, when they get hungry, they swim to the surface as lightning. They can jump high enough to get their body completely out of the water, but apparently they become shy when there’re tourists around this area.





The mixture of excitement, fear and the inaptitude of some people to breath though a pipe left some interesting pictures: the captain fishing non-stop, the cook trying to keep the calm of a girl who wasn’t able to breath trought the regulator. The shark in the second picture was a small one but you can see it’s as big as the cage, which was 5 m.




The captain looked like he was enjoying playing which the 7 m monsters. Amazing their speed and the wilderness of their attack to the bite.






Finally, a Big Momma smiled for my picture.








At the end, they let the sharks take some of the bite. I guess it’s a way to keep them around.




And my turn to go to the cage came! I putted on the 7 mm wetsuit (the water temperature was 16 degrees), a vest with 20 kg, my mask and I was ready!



It’s underwater where you can really tell how majestic and monstrous at the same time these animals are.






Despite the good visibility, the sharks came suddenly, like coming from the deepest emptiness. They swim almost not moving, like trying to hide, until all of a sudden they run towards a piece of tuna.







They swim touching the cage, sometimes strongly hitting it when a piece of bite got stack in the iron bars of the cage, that was frightening.




Their shape is completely hydrodynamic so they look like rockets. Their eyes are completely black. Unlike the mammals that you can guess their mood when they look at you; when sharks do so, you won’t have a clue about what they might be thinking. 






I’m sure they were controlling absolutely all of us, just in case one would go out of the cage.






The rate of sighting at the end of the day was fantastic: 12 different specimens which were at least 4 m long and 2 females longer than 7 m. We were 7 hours ‘playing’ with the sharks and one hour in a cage underwater. Perfect!

Well, after this update with loads of pictures and not many words, I leave here a short video as a summary of the experience and a temporary farewell.




Enrique

10 comentarios:

  1. PUFFFFFFF que valor tienes sobrino, te vas a volver ¿? con un saco de experiencias irrepetibles. Besos.Mª José

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  2. nano... m'he acollonit només de mirar el video. No has visto las pelis de tiburones!!!?!?!?!? al filo de la muerte... i el tio t'estava mirant malament... una mica més i menjar per taurons. Ha de ser brutal la veritat. Molt xulo el video, una abraçada des de castellar!

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  3. Joan Hilari aquest any és la classe dels taurons, quan vegi el vídeo ... ALUCINARÀ!!!

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  4. ¡BRUTAL! Con un par Enrique xD la verdad es que debió ser muy emocionante!

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  5. Valor???? Pero si nadie se atrevió a sacar la cabeza!!!!
    He dejado este blog para el final porque ya me había avisado tu padre que era espectacular. Ya he acabado los exámenes, hemos ido a Montpellier a ayudar a Aleix, etc y hemos podido volver a disfrutar de vuestro blog. Besos de la tía Maite y del tío Sergio.

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  6. Realmente yo me lo pensaría dos veces antes de hacerlo... aunque ha de ser una experiencia única! Aún así entiendo a Marina de rajarse!!

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  7. Gracias, David! El ganchillo es mas seguro.

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  8. En primer lugar Enrique gracias por la crónica. Estamos barajando la posibilidad de hacer dicho viaje expresamente desde Melbourne a Port Linconl para enfrascarnos en esta aventura. Muy interesante todo lo que apuntas. Por cierto, y sin querer desilusionarte, dudo mucho que hayas visto 2 ejemplares de 7 metros. El tiburón blanco más grande pescado andaba sobre los 6,5 y un tamaño de 7 metros es algo EXTRAORDINARIO. Igual anda alguno por el mar de ese tamaño, pero si has visto tiburones de 4 metros, ya has visto algo muy grande. En la página hablan de "Big Momma" y a ver si se acerca con sus 18 pies de tamaño, que vienen a ser 5,5 metros, y créeme, eso es algo INMENSO y poco habitual hoy en día. Por lo demás seguro que la experiencia merece la pena y esperamos poder hacerla en unos meses. Muchas gracias. Recibe un cordial saludo.

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  9. Impresionante! Te hago una consulta, es necesario tener experiencia en el buceo?? Pueden ser principiantes? Saludos

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    1. No es necesario ser submarinista aunque ayuda. Una vez el barco está parado en las Neptune Islands separan a la gente entre los que son submarinistas y los que no. A los que nunca han buceado con tanques, reguladores, etc les hacen un curso rápido de respirar utilizando el regulador. Es exactamente igual que cuando en la playa vas con las gafas y el tubo, pero debajo del agua. En la jaula tu cabeza no está a más de un metro de profundidad así que en caso de no estar a gusto das un saltito y ya tienes la cabeza en la superficie, protegida de los tiburones evidentemente.
      Saludos

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