Han pasado ya once días desde que
llegamos a Lauderdale Estate y mañana nos tenemos que ir. Tendríamos que
habernos marchado hace un par de días pero… aquí estamos genial.
Lauderdale Estate es una antigua
estación ganadera que actualmente es propiedad de la familia Jefferson. Como
antigua estación ganadera que es, tiene unos terrenos inmensos, con
construcciones de piedra aprovechadas como casas de invitados, almacén de
madera o de alpacas de paja.
Los Jefferson tienen un negocio
de organización de viajes por Nueva Zelanda para gente pudiente y aprovechan
los terrenos de Lauderdale para organizar bodas; aquí se aprovecha todo. Hay un
centro polivalente para el banquete, una pequeña iglesia, campo de críquet,
campo de croquet, ruinas de la antigua central ganadera (se quemó hace más de
cien años) y un paisaje impresionante.
En cuanto a los Jefferson, son
seis: Jean y Karen son los padres de Josephine (14), Catharina (13), Louis (11)
y Celina (9), los cuatro muy bien educados y divertidos. Tienen un mastín
inglés de tres años llamado Billy y una cerdita maorí llamada Micky como
animales de compañía.
La zona
Lauderdale está situado en el
límite de una reserva natural algo peculiar. Lo que está protegido no es el
bosque, las praderas o las montañas. Lo que es algo así como patrimonio
intangible de la humanidad es el cielo. Os dejamos unas fotos tomadas desde el
campo en que desayunamos para que podáis ver por qué es el cielo la reserva
natural.
En lo que respecta a nuestra
habitación, dormimos en una casita situada a unos 400 m de la casa principal,
en medio de una pradera en la que están los caballos de la familia.
Tenemos buenas vistas desde el
porche.
Esta zona de Nueva Zelanda
(Central Otago) fue algo así como una inmensa mina de oro así que la gran
mayoría de pueblos son antiguas colonias mineras. Uno de estos pueblos, St.
Bathans, excavó tanto el terreno en busca de oro que actualmente tiene un lago
considerable por el que se pueden hacer caminatas.
Marina y yo fuimos a ver el Blue
Lake, muy bonito con los rastros de las antiguas vetas de oro, y nos
encontramos a tres patitos huérfanos.
Los recogimos y los llevamos a
casa, a ver si podían crecer con las gallinas. Desafortunadamente a esos
patitos les tocaba morir así que en tres días ya no había patitos; fueron
cayendo uno cada día.
En cuanto al Blue Lake, la verdad
es que fue muy interesante ver lo profundo que eran capaces de excavar los
mineros hace ciento cincuenta años, sobre todo teniendo en cuenta que lo hacían
a pico y pala. En pocos años transformaron una colina en una excavación que
actualmente es un lago navegable.
Si os fijáis en la foto se ven
unas rocas de color amarillento claro, es ahí donde estaban las vetas de oro.
Uno de los mineros de St. Bathans (se nos olvidó apuntar el nombre) fue el
inventor de los ascensores hidráulicos (tampoco sabemos si lo patentó). Este
señor, al que al principio parece que tomaban por loco, fue el primero en
lograr elevar un ascensor más de cincuenta metros utilizando agua a presión.
Evidentemente se convirtió en el minero más rico de Nueva Zelanda.
Los trabajos
Los primeros días nos dedicamos a
quitar malas hierbas del jardín de la casa principal y de dos pequeños huertos.
La verdad es que lo de quitar malas hierbas suena facilito, pero madre mía
cuando lo que hay que hacer es desbrozar, la cosa cambia.
Al final no dejamos ni un solo
hierbajo vivo. Ahora están los huertecitos listos para sembrar y el jardín
preparado para poner flores.
El principal trabajo que hemos
hecho ha sido recoger leña para el próximo invierno. Durante el invierno la
nieve se acumula en los árboles en tal cantidad que rompe bastantes ramas.
Ahora en primavera cogen la sierra mecánica y cortan las ramas caídas a trozos
pequeños para que quepan en la chimenea. Nuestro trabajo fue recorrer toda la
finca recogiendo ramas, troncos y trozos de ramas.
Al principio, para los troncos
más manejables, hemos estado utilizando un quad. Personalmente me lo he pasado
pipa yendo y viniendo con el quad por los bosques y demás terrenos. Podéis
estar tranquilos que Marina no lo ha conducido, por lo que sigue teniendo todos
los dedos de las manos de una pieza.
En cuanto a los troncos más
grandes o que estaban en la parte más inaccesible de la finca, hemos utilizado
el Range Rover de la familia. Menudo cochazo.
Eso sí, un día nos llovió y se
nos quedó atascado en una subida: empezamos a subir con el remolque cargado de
troncos con el modo “rampa pronunciada” y la función “montaña off road”, en
medio de la cuesta las cuatro ruedas empezaron a resbalar y el coche se puso a
mover hacia los lados (no había espacio por los lados para muchas alegrías:
bosque a la izquierda y barranco a la derecha). En esas estábamos que dejé de
acelerar, puse el freno de mano y… nos fuimos para abajo.
Aquí aprendí que cuando un 4x4
está resbalando por una pendiente de poco sirve mover el volante para intentar
no salirte de la trazada. El Range Rover es como un tanque, pero ese barro pudo
con él. Una vez pasado el susto (debimos bajar unos cinco metros), comprobamos
que todo estaba bien y dejamos al coche castigado reflexionando por qué no
había podido subir. Lo cierto es que tampoco fue fácil subir caminando, en fin.
La lluvia paró y por la tarde pudimos recuperar el coche y la carga de madera.
Los animales
La principal bestia que tienen
por aquí es Billy, un perro que parece un león. Es un mastín inglés.
La primera vez que lo ves impacta
porque realmente es enorme. Para que os hagáis una idea del tamaño, os dejamos
una foto de Billy con Marina, que es más alta que Shakira.
Una vez lo hemos conocido sólo
esperamos que no tenga que defender la finca, porque duerme más que un koala y
no es nada activo. Cuando está despierto es muy divertido, aunque no hace mucho
caso a la hora de jugar.
En cuanto a la mejor amiga de
Billy, tenemos a Micky, la cerdita maorí. No tiene todavía un año y ya hace más
caso que Billy: viene cuando la llamas, se sienta, te pide mimos en la barriga…
lo típico, vamos.
Cuando hemos estado trabajando en
el jardín o con la leña siempre nos ha ido siguiendo, ayudándonos con las malas
hierbas o simplemente pidiendo comida constantemente.
Aquí tienen bastantes animales de
granja, en principio destinados al autoconsumo (el carnicero va finca por finca
“arreglando” animales, no hace falta enviar al animal al matadero).
Hay cerdos maorís bastante
simpáticos destinados a “arrejuntarse” con la cerdita Micky (cuando esté en
edad de merecer) y así tener para hacer cochinillo.
También hay alpacas, ovejas,
terneros y alguna cabra. En particular hay un par de cabritas de pocos meses a
las que dan el biberón dos veces al día (mañana y tarde) porque ya comen
hierba.
Estas dos cabras locas viven
detrás de nuestra habitación y cada vez que nos ven atraviesan la valla
eléctrica y vienen como locas hacia nosotros a ver si llevamos el biberón. La
que se ocupa de ellas es Karen, pero un par de días hemos sido nosotros, así
que ahora vienen hacia nosotros con más ilusión si cabe. Ingenuas.
Corren por aquí también cinco
caballos, que son de las chicas. Una vez a la semana los llevan a una escuela
de equitación donde aprenden a cuidarlos y a montar en ellos. Un día nos
hicieron una clase privada a Marina y a mí.
Yo he confirmado que para mí los
caballos, como los toros, desde la barrera mucho mejor.
Tiempo libre
El tiempo de asueto lo hemos
dedicado básicamente a descansar y cocinar. ¿Qué mejor lugar que este para
estar sin hacer nada? Pues eso.
Teníamos una cocina industrial
para nosotros solos así que nos hemos entretenido bastante: hemos hecho
natillas (con 12 yemas de huevo), bizcocho (con las 12 claras de los huevos de
las natillas), tarta de Santiago, buñuelos de viento con fruta dentro (manzana
y plátano), torrijas, galletas con trocitos de chocolate, coulants, patatas
rebozadas, huevos fritos con patatas fritas, tortilla de patatas, pa amb
tomàquet i escalibada, torrades variadas, arroz a la cubana, patatas bravas…
Un día nos pusimos nuestras
mejores galas de turistas y nos fuimos a Queenstown, la capital mundial de los
deportes de aventura (aquí las fuentes públicas sacan Red Bull).
Camino de Queenstown pasamos por
el puente en el que AJ Hackett hizo puenting por primera vez en la historia, lo
cual es importante porque fue el primero en hacerlo. Actualmente en este puente
sólo se hace puenting (de muchas maneras diferentes) y el señor Hackett es el
dueño de un montón de tinglados de puenting en todo el mundo. Menudo colgado.
Queenstown es el equivalente
neozelandés de Andorra la Vella. Todo lleno de tiendas de deportes extremos,
llenas de gente deportista extrema, hoteles, más tiendas… Y todo muy bien
cuidado y bonito. No hay semáforos, así que cruzar la calle también es un
deporte de riesgo.
El pueblo está situado a las
orillas del Lake Wakatipu, en la falda de las montañas Remarcables (leáse “rimarcabols”),
que supongo que tendrán otro nombre, pero aquí las llaman así.
En Queenstown puedes hacer jet
boating, rafting, puenting, BTT, salto en paracaídas, ala delta, parapente,
motocross, quad y cualquier cosa que termine en “ing”. Hasta caminar parece una
aventura extrema. Nosotros optamos por la actividad más relajada, que es
conducir por la orilla del lago Wakatipu e ir mirando el paisaje hasta llegar a
Glenorchy, el último pueblo antes de entrar (no se puede entrar en coche) a
Fiordland, un parque natural que debe ser tan grande como Catalunya.
En Glenorchy dimos un paseo por
los humedales del pueblo que, si no tenemos mal entendido, es donde se rodó la
parte de la Laguna de los Muertos del Señor de los Anillos.
Por cierto que la carretera de
Glenorchy a Queenstown… bueno ahí va la foto.
El eclipse
Hace unos días pudimos ver un
eclipse. En Port Douglas (nuestra primera parada en Australia) y Julatten
(nuestra segunda parada en Australia) lo vieron completo, aquí en Nueva Zelanda
sólo lo vimos parcialmente. Nosotros pudimos mirarlo gracias a las radiografías
del dedo de Marina, y a través de ellas hicimos una foto del sol con la luna
delante.
En Fin, esto es todo desde
Lauderdale Estate, la próxima actualización será desde Riverton, si internet
nos deja.
Enrique & Marina
Hola chicos.
ResponderEliminarVemos que estais conectados desde Central Otago...
Somos Sonia y Ainara (colega caminera). Han pasado varios dias desde Fox...
Estamos en Lincoln, cerca de Banks Peninsula. Proxima semana: Christchurch y nos vamos a Sydney.
Nos vemos?
viajesconmochila.blogspot.com
Por ahi nos podeis contactar...
Un abrazo. Suerte.
Me tendría que haber escondido en vuestra maleta... ¡¡¡BUÑUELOS CON FRUTA DENTRO!!! ^____^ Ya me pasaréis la receta!
ResponderEliminarLas vistas preciosas :D Un besooo!
Hola chicos somos Josep y Anna,nos ha encantado vuestra aventura. Para la próxima vez que os vayáis tan lejos, os recomendamos que os compréis la super-mochila con la que se ha fotografiado la tita, y nos metemos todos dentro.
ResponderEliminarEnrique, cuando vengas por aquí, ya te daremos nosotros una clase de equitación como Dios manda, ya verás como te lo pasas pipa.
Dos besos muy fuertes,
Anna y Josep