Nueva Zelanda es la capital mundial
de los deportes extremos, la adrenalina y la aventura. Marina y yo no somos ni locos
adrenalíticos ni deportistas extremos. Qué bien, ¿no? Afortunadamente Nueva
Zelanda tiene infinidad de encantos para viajantes de la tercera edad como
nosotros, sobre todo paisajes que quitan el hipo, la tos y hasta los
estornudos.
En nuestro camino de Lauderdale
Estate a Riverton no dábamos crédito: lagos, montañas, ríos… teníamos que parar
en todos lados y… ¡Así no hay quien llegue a Riverton! En fin. Lo resumiremos
diciendo que paramos a comer en Kingston, al sur del Lake Wakatipu (el mismo
que Queenstown), donde además de tener una mesa muy bien puesta a la orilla del
lago tienen un tren de vapor que todavía funciona.
En Riverton estamos con James y
Susannah, que son granjeros. El concepto de granjero aquí en Nueva Zelanda es
bastante diferente del que se puede tener en España o del que refleja la
publicidad de la Granja de Playmobil. James y Susannah actualmente tienen 2000
ovejas y 2500 corderos repartidos en un montonazo de hectáreas alrededor de su
casa, que no está nada mal.
Marina y yo básicamente lo que
hacemos es ayudar a Susannah con el huerto que tienen en la parte trasera de la
casa, que además es un criadero de flores que venden a paisajistas
profesionales. Hemos plantado zanahorias, guisantes, judías, lechugas, rúcula, perejil,
alubias, calabazas…
Un día James, que es quien se encarga
de los asuntos ovejunos, requirió de nuestra ayuda para un asunto algo
delicado. Sin paños calientes: a las ovejas se les acumula la caca en la lana
del culo y de vez en cuando hay que esquilarles las posaderas para que no
tengan infecciones. Ahora que están amamantando a los corderos es uno de esos “de
vez en cuando”. James tiene a las ovejas separadas por edades y número de
corderos en grupos de unas 120 ovejas, y uno de esos grupos nos estaba
esperando en el túnel de lavado ovejil.
Las tareas se repartieron
rápidamente: James esquilaba, Marina conducía a las ovejas hacia James y yo
estaba en el corral con los perros y las ovejas haciéndolas pasar hacia donde
estaba Marina.
Después de estar una mañana
tratando con ovejas podemos decir que son unos animales que tienen la inmensa
suerte de ser domésticos, porque en estado salvaje durarían menos que un
caramelo a la puerta de un colegio. Sólo hay que convencer a una oveja para que
pase por un determinado sitio, ya que el resto la siguen pase lo que pase, pero
caramba lo que cuesta convencerla.
En cuanto a los animales “de la
casa” por aquí corren, a parte de los perros de trabajo, dos labradores de pelo
negro, Dudley de 13 años e Indy de 5. Uno es un santo con una paciencia
infinita, la otra es una cabra loca con unos niveles de energía
sobredimensionados.
La última trastada que ha hecho
ha sido comerse un bizcocho del tamaño de la bandeja del horno. Antes de
cambiar de tema, aquí corto el césped con una máquina con el eje de giro en la
parte trasera: es un mareo.
Riverton está al lado de
Invercargil, pueblo famoso por Burt Munro. Este señor batió unos cuantos
récords mundiales de velocidad sobre motocicleta en los años treinta o cuarenta,
lo cual tampoco sería muy meritorio si no fuese porque tenía más de 60 años y
porque él mismo se construía las motos. El momento culminante de su carrera fue
con una Indian Munro Special Streamliner en el desierto de Utah (USA), historia
que ha sido objeto de una película hace unos años (yo la he visto y me gustó,
recomendada queda).
¿Y a qué viene todo esto? La
semana pasada fue el Munro Challenge en Invercargil, lo que significa carreras
de motos en la playa. Aprovechan la marea baja para montar un circuito de una
milla (hacen una fila de conos de media milla y dan vueltas). Participan
amateurs y profesionales, todos juntos.
En la playa se junta todo el
pueblo y se hacen un montón de carreras, siendo la estrella la de 50 millas. La
experiencia fue muy entretenida a pesar de estar acompañados en todo momento
por la lluvia, finita pero molestona.
Otra de las actividades que
hacemos por aquí es coger el coche e ir a sitios, todos cerca. Así hemos ido a
Bluff, el punto de Nueva Zelanda que está más al sur. También llovía así que
estuvimos poco tiempo, el justo y necesario para hacernos “la foto”.
Esta zona de Nueva Zelanda es muy
ventosa, por lo que la lógica invita a pensar que, en un episodio de viento, el
mar estará bonito. Pues sí.
En cuanto al tema del viento,
deberíamos preguntarles a los árboles qué les parece el viento.
En casa de James y Susannah hemos
coincidido con una chica francesa que vive en Tahití llamada Sandra. Esta chica
tenía una cámara de fotos con la que se podía hacer “time lapse”, que es eso de
dejar la cámara quieta durante un par de horas mientras hace unas 2000 fotos.
Luego se pasan las fotos una detrás de otra bien rápido y se ve a las nubes
moverse, crecer el césped, etc. Pues bien, Sandra quería hacer esto con un
atardecer: ni cortos ni perezosos Marina, Sandra, Susannah y yo cogimos el
coche, nos fuimos a un fish & chips para la intendencia y nos fuimos a ver
atardecer. Hacía tanto viento que no se pudo hacer el time lapse, pero no nos
volvimos de vacío.
Después de esta pequeña
introducción viene la chicha de la actualización: Milford Sound.
Milford Sound es el único fiordo
de Fiordland al que se puede llegar en coche, por una única carretera que sale
de Te Anau y que está abierta de 07:30 a 18:00.
Milford Sound está a unos 400 km
de Riverton y la carretera no es sencilla. Nos levantamos a las 03:00 de la
madrugada, cogimos el coche y nos dirigimos a Milford. A las 09:00 teníamos
hora con un barco para que nos diera una vuelta por el fiordo. En 200 km nos
cruzamos con tres coches y matamos a cuatro pájaros. Un erizo se cruzó también
en nuestro camino pero lo esquivamos, no queríamos pinchar.
En cuanto al fiordo,
espectacular. Vimos pingüinos y focas (nos faltaron los delfines) además de
acantilados, cataratas y demás parafernalia típica de los fiordos.
La verdad es que lo que más nos
gustó fue el trayecto de vuelta de Milford Sound a Riverton. Al ir sin prisa y
con luz pudimos ver lo que nos habíamos perdido por la madrugada.
Pasos de montaña, valles, lagos…
¡Cómo mola Nueva Zelanda!
La verdad es que el día estuvo
muy bien. La próxima vez iremos de Te Anau a Milford caminando, que se tardan 4
días y dicen que es muy bonito.
Por cierto, para los fans de
Granollers y Castelldefeles, algunas kiwiriosidades:
En Nueva Zelanda no hay
serpientes.
La ITV hay que pasarla cada 6
meses, independientemente de la edad del coche.
Por las señales que hay en las
carreteras hemos deducido que en los “cedas” no se puede pasar de 100 km/h.
No es obligatorio ningún seguro
para circular en coche o moto por lo que tienen un gran problema con gente que
se accidenta y se da a la fuga para no hacer el parte.
En las carreteras hay señales
donde avisan de los lavabos disponibles.
Mañana nos vamos a Dunedin, donde
no vamos a tener internet disponible más que en la biblioteca. El día 10 nos
vamos a Glenfalloch Station donde sí que hay internet. Conclusión: la próxima
actualización será desde Glenfalloch a menos que en Dunedin veamos delfines, que
nunca se sabe.
Ah! Se me olvidaba, ¿os podéis
creer que en este periódico no hablan de Messi?
Enrique & Marina
En castelldefels hace más viento, más frío y tenemos más ovejas, delfines y focas! No me das envidia!
ResponderEliminarSerpientes (+1)
ITV (-2)
Cedas (+0 Really? a cuanto pasas los cedas!?)
Seguro (+1)
Lavabos (+10)
Total= +10! --(implica)--> NZ mola!
Muy bien, parece que siempre es posible ir a más y disfrutar del paisaje tan espectacular aunque el tiempo no acompañe, ya sabemos que tener todo cuesta mucho. Felicidades, entrada fantástica.
ResponderEliminarMAT
A mi eso de los lavabos me acaba de robar el corazón xD y por supuesto si no hay serpientes el país gana muchos puntos.
ResponderEliminarDisfrutad mucho!!! Y por cierto, cada vez que actualizáis colgáis fotos más bonitas... ¡qué paisajes!
Un besoooo!!!
Chicos, qué bien os lo estáis pasando, me encantan vuestra vacaciones del inserso, ya me diréis en que agencia lo habéis conseguido!!!
ResponderEliminarPor cierto, allí hay fiordos, focas, pingüinos, cascadas y demás accesorios, pero en PALLEJÀ, tenemos un castillo ROSA, eso sí que es bonito! ja, ja.
Por cierto, ya estamos preparando las maletas para ir a veros, no queremos que sólo seáis vosotros los únicos que disfrutéis de esos paisajes, además os llevaremos un diario donde salga Messi, por cierto: 5-1, están que se salen!
Muak, muak, muak
Nadal al aparato!
ResponderEliminarEm falta una foto fent pipi a la senyal de lavabos disponibles. He dit.