sábado, 29 de diciembre de 2012

NADANDO ENTRE DELFINES


La jornada empezó para mí el día 28 de diciembre a las tres de la madrugada. Tenía que estar en Kaikoura a las 05:20 para coger un barco e ir a nadar con delfines. Marina no me acompañó porque se marea mucho en los barcos, cosa que ya le sucedió en la Gran Barrera de Coral en Australia.

Cogí el Honda Civic 16V del año 87 de Bill y Marion y me dirigí hacia Kaikoura por la Highway 1, llena de camiones que iban iluminados como si fueran árboles de Navidad, muy glamurosos.
La empresa con la que tenía contratada la excursión se llama Dolphin Encounter y es la única que tiene licencia para bañarse con delfines, en concreto con los delfines Dusky residentes en Kaikoura. Es una empresa pequeña fundada por un matrimonio que pensó que la experiencia de nadar con delfines es más útil para concienciar a la gente sobre la biodiversidad de los océanos que hacer mil documentales. De este modo cada día hacen tres viajes con 16 personas para nadar con los delfines.
Al llegar a la sede de Dolphin Encounter nos reunieron a todos y nos comentaron que ellos tienen tres niveles de estado de la mar con los cuales salen a navegar: suave, medio y fuerte. En nuestro caso estábamos en nivel muy fuerte (hay un ciclón rondando por Nueva Zelanda desde hace un par de días) así que nos preguntaron si queríamos salir o no. Nos comentaron que con el oleaje que había era muy probable que todos nos mareásemos, no por el rato en el barco sino por el rato nadando. Todos optamos por la opción de hacer como quien oye llover y dijimos que no habíamos madrugado para quedarnos en tierra. Así que nos dieron los trajes de neopreno, la máscara, el tubo y las aletas y nos pasaron un vídeo con recomendaciones de seguridad, la gran mayoría de sentido común.
Nos vestimos con nuestros trajes de piel de foca sintética y nos fuimos directos al embarcadero. No había sueño a pesar de ser las 6 de la mañana, no había frío a pesar de estar a 10 grados, todas las caras eran de ilusión… y algo de miedo, claro. El mar se veía muy agitado y los delfines Dusky son animales salvajes de 2 m de largo y 100 kg de peso, lo que infunde cierto respeto.
En el camino al barco nos explicaron por qué Kaikoura es una de las zonas del planeta con mayor biodiversidad marina. Justo a 500 m de la costa de la Península de Kaikoura se encuentra el Kaikoura Kanyon, que es una de las maravillas de los océanos. Tiene una profundidad de entre 2 y 3 km y en él convergen dos grandes corrientes oceánicas de tal forma que una gran cantidad de nutrientes emergen hacia la superficie del mar. Esto genera la aparición de pequeños crustáceos (Krill) y grandes bancos de peces, que son el alimento del mar. Es por esto que Kaikoura es considerada la capital mundial de las aves marinas y es famosa por sus mamíferos marinos residentes: ballena azul (33 m), cachalotes gigantes (18,5 m), ballenas jorobadas (15 m), delfines, orcas, focas… Allí en medio íbamos a ponernos a nadar nosotros, qué cague.
En fin, salimos en busca de delfines. El barco avanzaba como podía cuando el skipper (el conductor), que es el dueño de la empresa, dijo “wandering albatross”, que en castellano es albatros errante. El albatros errante es el albatros de mayor tamaño de las 14 clases de albatros que existen (es algo mayor que el albatros real que vimos en Dunedin) y que viven en Kaikoura. Tiene una envergadura media de 3,6 m lo que le convierte en el ave con mayor envergadura del mundo. Para hacernos una idea mejor, si utilizamos la nueva unidad de media del sistema internacional, el paugasol (1 pg = 2,16 m), el albatros errante tiene 1,7 pg entre las puntas de las alas. En definitiva: es enorme. Cuatro albatros errantes rodearon el barco volando a ras de agua, y cuando digo a ras de agua quiero decir que parecía que en cualquier momento iba a tocar el mar con la barriga. Esto en un lago es impresionante, pero no tanto como en el mar con olas de casi dos metros. Espectacular. Aquí hacen tours para ver albatros y Marina y yo nos preguntábamos si realmente había gente que pagaba por ir a verlos. Después de esto yo pagaría por hacer un tour sólo para ver albatros.
En estas estábamos que localizamos un grupo de más de 100 delfines que iban desplazándose a gran velocidad. Nos pusimos en su camino y nos dieron orden de ir al agua. El procedimiento no es sencillo ya que el barco no se detiene, sólo reduce la velocidad. Nos sentamos en grupos de ocho en la popa y cuando suena una sirena nos tiramos al agua. Recomiendan hacer ruidos con el tubo para atraer a los delfines, dicen que si no funciona por lo menos los que se quedan en el barco (existe la opción de no nadar, que es más barato) se ríen un poco.
Vamos al agua. Está helada y apenas se ve nada. Las olas no parecían tan altas en el barco. Me pongo en posición neutra, flotando. Voy mirando al fondo pensando que debajo tengo entre 2 y 3 km de abismo, despensa de calamares gigantes para los cachalotes. Esto parece una centrifugadora, ahora entiendo lo que avisaron del mareo. Hago un esfuerzo y me sumerjo, misión complicada ya que el traje de neopreno hace las veces de flotador, pero puedo bajar un par de metros gracias a las aletas. Una vez allí me doy cuenta de que estoy en medio de un inmenso banco de krill (son como gambas de 1 cm). Me vienen a la memoria imágenes de documentales en los que se ve cómo entre atunes, ballenas y demás animales acaban con un banco de krill en cuestión de minutos. Madre mía, dónde me he metido. Una sombra gris pasa por mi lado a gran velocidad. Otra pasa por debajo. ¡Delfines! Pero qué rápido van. Suena la sirena del barco, señal de volver a bordo de inmediato. Tampoco es fácil subir al barco porque las olas son enormes. Al llegar a cubierta ya hay tres personas abrazadas a cubos de vomitar. Una niña llorando porque le ha dado mucho miedo (no la vuelven a dejar ir al agua debido al oleaje) y un par de nadadores que se han dado un golpe con el barco al tratar de subir. Los guías nos comentan que es muy raro que los delfines naden tan rápido. Retomamos la marcha a ver si los delfines se paran. Volvemos a localizar al grupo y repetimos el mismo procedimiento, con idéntico resultado. Ahora hay más personas con cubo. Los guías no paran de repetir que no es normal este comportamiento. El capitán localiza centenares de aves en el agua, en la dirección que seguían los delfines. Suponemos que deben ir a comer. Automáticamente vuelvo a recordar documentales. Yo ahí dentro no nado. Afortunadamente parece que el banquete se está acabando ya que las aves emprenden el vuelo. De repente, sin darnos cuenta, estamos rodeados de delfines, nadando en círculos alrededor del barco. Suena la sirena y vamos todos al agua. Os dejo el vídeo.
Vuelvo al barco. El espectáculo es dantesco. Todo el mundo está muy contento, pero llevamos un mareo encima considerable, por lo que cada uno tenemos un cubo por si acaso.
El capitán informa que ahora nos vamos a estar quietos porque los delfines están empezando a saltar y es espectacular y así la gente que no ha nadado puede hacer fotos. Yo ya no tengo memoria en la tarjeta así que me limito a mirar sin preocuparme de la cámara.
Pasados unos minutos la gente se empieza a acomodar como puede, siempre abrazados a sus cubos. Los guías van uno por uno comentando si nos vemos con fuerzas para una sorpresa. Evidentemente que sí. Nos piden que nos dirijamos a la proa así que los que aún nos tenemos más o menos en pie vamos hacia allá. El capitán informa que en 10 minutos veremos de qué se trata. Hace frío, el cielo se ha encapotado, las olas son cada vez más grandes y estamos mareados, pero cinco valientes aguantamos en la proa del barco. El capitán nos ordena mirar fijamente a estribor: ORCAS.
Estamos navegando al lado de una familia de entre 30 y 40 orcas, mi sueño desde que el Zoo de Barcelona vendió a Ulises. Es mágico. La foto que he puesto no la hice yo (ya no me quedaba memoria), la hizo uno de los guías y me la ha pasado por mail. Nos rodean, pasan por debajo del casco, juegan con la estela del barco… hay ejemplares grandes y crías. De repente, algo rezagado, aparece una aleta que llega hasta donde tenemos los pies, lo que significa casi dos metros de altura. Es el macho. Inmenso.
Por ahora vamos a dejarlo aquí. Esta es la última entrada de 2012. Mañana tenemos el vuelo de vuelta a Melbourne, donde vamos a pasar fin de año. Ya os iremos contando, pero más adelante.
Feliz año nuevo a todos!
Enrique & Marina


10 comentarios:

  1. Vaya manera de despedir el año!!!! ^^ cada entrada digo lo mismo pero.... ¡¡¡¡qué envidia!!!!

    Un besote y feliz año nuevo a vosotros también :)

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  2. Impressionant! ^^ Quina enveja que feu tot i els marejos!

    Suposo que la Marina et deu odiar (i molt) després d'haver viscut una aventura així! :o

    Per cert, cantes sempre així sota la dutxa? XD

    Bon any nou!!!

    PD: Les onades no semblaven tant grans certament jeje

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    Respuestas
    1. No l'odio, en realitat. El meu problema amb el seasick es increible... (30 sickbags a la Great Barrier Reef, recordes? xD) Si hagues anat no hagues pogut nedar segur (per no ofegar-me i tal) i no hagues vist massa mes a part del fons de la galleda de vomitar.
      Cuidar de les gallines i les vaques no es tan gamuros, pero jo m'ho passo be.

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    2. Pero enveja, si! I molta! Que vist aixi el comentari sembla que els dofins em siguin igual. No, no!! Em moro d'enveja!!!

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  3. Muy buen blog que define perfectamente lo que se trata bloguear, escribir un diario sobre lo que hacemos.
    Como me gustaría conocer todos esos lugares tan increíbles.
    Oliver

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  4. Solo te digo que menudo TOCHACO. La actualización muy molona, claro está... pero sólo 1 foto y 1 vídeo? Espero que la próxima tenga ración doble de fotos o empezaré a llamaros Vide!

    Y que Marina nos explique su día con las gallinas y vacas!

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  5. Nos ha encantado vuestro, bueno tu, final de año, apuraste hasta el último día para ir a nadar entre delfines, me alegro que el final lo consiguieras a pesar del mar tan movido.
    Feliz año Nuevo.
    Besos
    MAT

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  6. Increïble titos!
    Feliç de veure que tot per allí us va de conya! A disfrutar i a seguir postejant!
    Bona entrada d'any!
    Arnau Dòria

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  7. Hay quien, hace más de 20 años, ya se bañaba con dos orcas, una ballena, un cachalote y un tiburón...aunque era en la bañera de casa. Sueño cumplido después de tanto tiempo.

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  8. Comento poc però llegeixo sempre. Les històries que viviu semblen genials :)

    I, com sempre, la qualitat narrativa es manté. Bé, bé!

    2 abraçades.

    Jaume

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