Con la
excusa de habituarnos mínimamente al acento australiano y pasar el jet lag con
cierta tranquilidad hemos estado cuatro días alojados en un hostal de Sydney,
el Eva’s Backpackers. Está situado en el barrio de Wooloomooloo, que viene a
ser el Raval de Sydney, pero con algunas calles del Born. Para que os hagáis
una idea: cambiamos a los pakis y magrebíes por chinos, las mujeres de moral
relajada las dejamos igual, a los quebabs, McDonald’s, Hungry Jack (Burger
King) les doblamos el precio y un piercing en la oreja vale 90 dólares, porque
lo hacen con aguja. Nuestro hostal está en una calle “Born” y la gente es
encantadora; hemos tenido mucha suerte con los compañeros de habitación
(simpáticos y no roncan).
Un gran
punto a favor de Sydney es que se puede ir caminando a los lugares más
emblemáticos. Esto lo ha aprovechado una chica llamada Justine para crear una
empresa que se dedica a hacer tours guiados a pie de forma gratuita, aunque
mantiene el negocio con las propinas que merecidamente recibe.
Por supuesto
hemos visitado la Opera House (por fuera), hemos recorrido el Harbour Bridge
(puente más ancho del mundo), hemos paseado por los Royal Botanic Gardens y
Hyde Park, etc. Como siempre se nos hace de noche (horario de invierno, a las
17:30 ya está oscuro) hemos aprovechado para jugar con las opciones de la
cámara. Os dejamos una foto de la Opera House tomada con 8 segundos de tiempo
de exposición cuando era noche cerrada.
También dejamos una foto del Harbour
Bridge con 4 segundos de exposición también en noche cerrada, fijaos en los
reflejos del agua.
Sydney está
situada en el puerto natural más grande del mundo, cosa que hace que el mar
esté en permanente calma a pesar de las tempestades que puedan haber en el
océano Pacífico. Para entendernos: es como una ría gallega gigantesca. La
famosa Bahía de Sydney es sólo una pequeña parte de este puerto natural, en el
que hay ferrys que te llevan de un punto a otro. Nosotros hemos aprovechado
para ir con Sam, un compañero de habitación holandés, a ver la zona de Manly,
una pequeña población situada al norte de Sydney.
En Manly, además de playas,
hay un paseo que transcurre por diversas reservas naturales donde si tienes
mucha suerte puedes ver pingüinos. Nosotros los hemos visto dibujados en el
suelo, muy graciosos, pero estaba prohibido darles de comer.
Por la tarde hemos
cruzado el Harbour Bridge hasta Northern Sydney, donde hemos visto la ciudad
desde otro ángulo.
Justo debajo del extremo norte del puente hay unas piscinas
olímpicas descubiertas donde la gente entrena incluso ahora en invierno (hoy
estábamos entre 13 y 15 grados). Están al lado del Luna Park, un parque de
atracciones muy característico de la ciudad, que del mismo modo que en el
Tibidabo se puede acceder de forma gratuita si no te montas en las atracciones.
A pesar de
lo bonito y práctico que es Sydney hay una serie de cosas que nos han llamado
la atención:
Los
semáforos, todos adaptados para ciegos por el técnico de sonido de la Guerra de
las Galaxias, permanecen 3 segundos en verde y otros 10 parpadeando en rojo.
Hemos estado a punto de quedarnos a dormir en una isla por no atrevernos a
pasar en rojo. Pensad, además, que aquí conducen al revés (por la izquierda, no
marcha atrás), cosa que hace la situación todavía más confusa.
Las tarifas
de los móviles. Un mundo aparte. No las entendería ni la Puigví (la inventora
del álgebra moderno). Pagando 30 dólares te dan un crédito de 450 dólares,
cobrándote el minuto a 90 céntimos, a parte del establecimiento de llamada. Si
pagas 10 dólares el precio del minuto es de 10 céntimos y no hay que
complicarse con créditos. En ambos casos el saldo caduca a los 28 días.
Afortunadamente puedes seguir recibiendo llamadas a pesar de tener el saldo
caducado. Como la infinidad de amigos que tenemos en Australia no tienen
teléfono, hemos optado por la tarifa de 10 dólares. Explicado por nosotros
puede parecer sencillo, pero si te lo explica una china gangosa que sabe lo
mismo de inglés que Marina de chino, la cosa cambia.
Internet.
Debería bastar con decir que los cibercafés están de moda, algo así como en
Barcelona hace unos 15 años. No se puede consultar más de una página a la vez,
siempre que no tenga demasiados gadgets, que entonces ya puedes olvidarte. Ya
íbamos sobre aviso pero hasta que no lo hemos visto nos costaba creerlo.
Los chinos.
Chinos everywhere. (Para Juan: qué les has hecho a los chinos que están todos
aquí?). No hay palabra más acertada para describir la situación que
COLONIZACIÓN. En los súper te atienden chinos, en el McDonalds te atienden
chinos, en las tiendas de telefonía te atienden chinos, en las taquillas de los
ferrys te atienden chinos y, encima, los turistas son todos chinos! Sabemos
todos lo bien que los chinos de los basares y bares manolo hablan el
castellano; imaginaos el esfuerzo que hay que hacer para entenderlos en inglés
y procurar que no te timen. Lo más indignante es que ellos a ti tampoco te
entienden. Nosotros les ayudamos porque preferimos que ellos aprendan inglés a
que todos nosotros tengamos que aprender chino.
La resistencia térmica de los nativos. Tenemos la sospecha de que el gobierno paga a los habitantes de Sydney para que vistan siempre manga corta y pantalón corto (chanclas opcionales); de esta manera siempre salen así en las fotos de los turistas y se piensan que hace buena temperatura. Mentira. En Sydney los grajos vuelan a ras de suelo.
Los precios
de la comida. Sabíamos que el coste de la vida en Australia era superior al de
Catalunya pero con el cambio favorable al Euro estábamos algo confiados.
Igualmente, toda la comida es extremadamente cara, tanto en el súper como en
restaurantes (en los que sólo hemos podido mirar la carta). Además, no sabemos
muy bien porqué (aquí las noticias solo hablan de un australiano que no ha
ganado en natación) pero ahora el dólar y el euro casi están a la par. Algunas
cosas como la carne o la verdura fresca tienen precios similares pero otros
productos habituales, no. Os ponemos una lista con algunos de los precios que
más nos han llamado la atención:
- Bolsa de ensalada variada de 200g (tipo Florette): 3,50 dólares.
- Bolsa de ensalada césar de 290g: 5,50 dólares.
- 1 Baguette del súper, no de panadería y bastante dura: 1,95 dólares.
- Jamón dulce estilo raro: 28,70 dólares/kg.
- 4 lonchas de jamón serrano (en teoría product of Spain, pero mirad la bandera de la foto): 5,98 dólares.
- Bolsa de patatas fritas normales: 3 dólares.
Por otra
parte podemos encontrarnos con otras sorpresas:
- 1L de crema solar aprobada por el Cancer Council: 32,95 dólares.
- Ibuprofeno de 200mg 24 pastillas: 1,99 dólares.
- Paracetamol de 500mg 24 pastillas: 0,79 dólares.
- Aspirina de 300mg 24 pastillas: 0,95 dólares.
- Además de múltiples complejos vitamínicos, complementos alimenticios, somníferos y demás botes propios de un laboratorio.
Por ahora
vamos a dejarlo aquí, la próxima actualización la haremos desde Port Douglas,
la primera parada larga (3 semanas) genuina del viaje. Ya os iremos contando,
si internet nos deja.
Enrique & Marina
Que bien escribes Enrique! Gerard y yo (Santi) os leemos desde usa, hoy desde Washington, otro dia, quien sabe donde!
ResponderEliminarUn abrazo a los dos!
Oye Santi, que yo también escribo este blog! Que los artículos serios del Chollo eran todos míos! (Sí, esos que no se leía nadie)
EliminarMarina
Gracias Santi!
EliminarGuapoooos! al final no em vaig poguer despedir i em fa molta pena pq. no sé quan us tornaré a veure i encara que espero que us passeu genial, TORNEU! jaja bueno estare al cas de les actualitzacions!
ResponderEliminarMarina, el Josep i jo ens en anem de vacances 4 dies a MARRACKECH!! jaja no diré res més en un comentari públic però he pensat que et faria gràcia saber-ho ....! Espero que puguis practicar molt xino però practiqueu una mica d'angles tb.. que quan torneu sereu uns cracks! Molts petons als dos i disfruteu moltissim!!!! Petoneeeets
Hehehe
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