jueves, 31 de enero de 2013

GREAT OCEAN ROAD




Actualmente estamos viviendo en casa de Rob y Judith Bakes, la familia que hace mudbricks y pizzas, en Kyneton. Estamos ayudándoles en la construcción de su casa por lo que estamos aprendiendo mucho de carpintería y albañilería. Los fines de semana nos dejan una furgoneta Mitsubishi del año 90 d.C. para que podamos hacer turismo.



Pues bien, el fin de semana pasado pusimos un colchón en la parte trasera de la furgoneta, cogimos los sacos de dormir y una neverita con fruta (para las madres respectivas: comemos fruta, una más que otro por eso) y nos fuimos hacia la Great Ocean Road.



La Great Ocean Road (Gran Carretera Oceánica) es una carretera histórica australiana que une las ciudades de Torquay y Warrnambol (243 km), del estado de Victoria. Esta carretera fue construida a pico y pala entre 1919 y 1932 por soldados que participaron en la Primera Guerra Mundial, por lo que se la considera el mayor monumento bélico del mundo.



La Great Ocean Road consta de un carril por sentido y serpentea por los acantilados que caen directamente al océano en la costa de Victoria. El límite de velocidad son ochenta quilómetros por hora pero hay una cantidad ingente de curvas marcadas a treinta, veinte y hasta quince quilómetros por hora. En un reportaje de National Geographic que vi hace tiempo en Barcelona la Great Ocean Road estaba considerada una de las diez carreteras más impresionantes del mundo, junto a la Highway 1 de la costa oeste de los Estados Unidos y la Ronda de Dalt en hora punta.



La furgoneta Mitsubishi del año 90 d.C. la compró el hijo menor de Rob y Judith (Lewis, el de los hornos) a una pareja de mochileros franceses que estuvieron de helpers en su casa (como nosotros) el año pasado. Puede funcionar con gasolina y con LPG (liquid petroleum gas, muy extendido en Australia), que se almacenan en tanques separados, por lo que tiene una gran autonomía.



El precio de la gasolina “unleaded”, que es la básica, es de 160 dólares los cien litros (aquí ponen los precios así, obligándote a efectuar un duro cálculo mental si quieres saber el precio del litro) mientras que el precio del LPG es de 60 dólares los cien litros. A pesar de la diferencia abismal de precio el gasto es más o menos el mismo, pero parece ser que el LPG es más limpio que la gasolina. Por este motivo en la familia Bakes todos los coches están modificados para funcionar con gas. Esto es bueno porque, en cierto modo, reduce la huella ecológica de la familia, pero en el caso de la furgoneta tiene una cierta desventaja: si se baja de 2000 revoluciones el motor se apaga. Uno puede pensar que una vez el motor está caliente o circulando por autopista eso no debería pasar… pues pasa. Se nos ha llegado a apagar el motor en cuarta.



En fin, para que os hagáis una idea voy a explicar las dos opciones que hemos desarrollado para realizar un ceda el paso en una calzada con un mínimo de pendiente:

Opción 1: a medida que nos acercamos al ceda se pone la zona del pulgar del pie derecho en el pedal de freno, mientras se presiona el acelerador con la zona del dedo meñique. El pie izquierdo es el que se encarga de ir apretando el pedal de embrague con tal de mantener el motor revolucionado. A medida que se va reduciendo la velocidad hasta un valor adecuado para poder ver si vienen coches, la zona meñiquil del pie derecho debe presionar el acelerador de forma más firme, mientras que la zona encargada del freno debe valorar, a tientas, cuanto freno hace falta (evidentemente no tiene ABS). Una vez acomodados en el ceda (o stop, que es peor porque obliga a parar las ruedas) hay que apretar los dientes y hacer una tarea de coordinación suprema: hay que frenar porque debes mantener la posición, hay que acelerar porque sino el motor se para, hay que apretar el embrague porque sino el motor se cala y hay que hacer una esfuerzo inmenso para mover el volante ya que no hay dirección asistida. Y mientras haces todo esto debes dividir 60 entre 100 para saber lo que cuesta un litro de LPG.

Opción 2: en algún punto en la aproximación al ceda la furgoneta se apaga por lo que se usa la técnica del ladrillo con inercia, en caso de bajada, o el freno de mano, en caso de subida. Evidentemente la furgoneta luego no arranca a la primera así que, cuando nos van adelantando, debemos poner nuestra cara de “contaminamos menos que vosotros” mientras seguimos intentando arrancar.

Por este motivo las rotondas, los cedas, los stops, los semáforos y las curvas cerradas son una aventura. Nos ha llegado a pasar que la gente cruza con miedo cuando estamos en un semáforo porque, para evitar que el motor se apague, debemos revolucionar el motor con lo que más de uno se piensa que estamos apremiándoles.



La primera parada en nuestro trayecto por la Great Ocean Road fue Bells Beach, la playa surfera más emblemática de Australia, donde se celebra anualmente la Rip Curl Classic. Había varias personas haciendo surf, pero no eran muy buenos.



Lo más interesante que ocurrió ahí fue que vimos a un equidna paseando tranquilamente por el aparcamiento, justo al lado de nuestra furgoneta. Todos los turistas que estaban por la zona empezaron a hacerle fotos a destajo como si fuese Federer entrenando en el Open de Australia. Nosotros, como ya habíamos visto un equidna en octubre, lo que hicimos fue hacer fotos a los turistas mientras hacían fotos al equidna.



Proseguimos nuestro “Road Trip” parando en playas y demás sitios interesantes hasta llegar a Johanna Beach, donde se celebra el Rip Curl Classic si no hay olas en Bells Beach.



La gracia de Johanna Beach es que es una zona de camping libre, por lo que se puede plantar la tienda, la furgoneta o la rulotte gratis.



Tuvimos la suerte de poder aparcar justo al lado de la arena, gracias a lo cuál Marina se percató de que la puesta de sol sería por el océano, así que nos fuimos  a pasear por la playa como dos jubilados.



Casi todos los que estábamos acampados ahí, que éramos bastantes ya que este fin de semana pasado fue el final de las vacaciones de verano en Australia, nos fuimos a dormir con el sol.



A la mañana siguiente proseguimos el viaje hacia el lugar más espectacular de la costa de Victoria. Los doce apóstoles.



Son formaciones de rocas sedimentarias que, debido a la erosión del viento y el agua, han formado columnas enormes en la costa. En un principio se les conocía como “la cerda y los cerditos”, pero alguien que tuvo cierta vista para atraer turismo los rebautizó como “los doce apóstoles”.



Actualmente sólo pueden verse siete, pero simplemente en cuestión de milenios, igual aparecen los que faltan. Eso sólo Messi los sabe.



Justo al lado de los doce apóstoles, se encuentran las escaleras de Gibson. Este señor talló directamente en la piedra unas escaleras para bajar a la playa.




La playa es enorme y tiene dos apóstoles separatistas a pocos metros de la orilla. Las olas que se generan en esta playa parece ser que son muy buenas para hacer surf.



En lo que llevamos de viaje hemos descubierto que las guía “Lonely  Planet” es muy útil para buscar alojamiento y algunas cosas de interés, pero que los que las escriben son unos exagerados. Hemos aprendido que “centenares de canguros” quiere decir “igual ves un canguro”, “cataratas espectaculares” significa que “si llueve hay cataratas” y demás ejemplos que ahora no se me ocurren. Pues bien, mirando un poco en la Lonely vimos que, en referencia a Cape Otway, decía “el faro más emblemático de Australia bla, bla, bla” así que fuimos. El faro no lo vimos porque, simplemente para acceder a los terrenos, había que pagar casi veinte dólares por persona.

De todas formas no nos fuimos de vacío. La carretera que comunica la Great Ocean Road con “el faro más emblemático de Australia” atraviesa un antiquísimo bosque de eucaliptus, ¿Quién come eucaliptus? Los Koalas.



En diferentes tramos de la carretera había, por lo menos, tres koalas por árbol. Algunos, muy temerarios, estaban en ramas a escasos metros de la carretera, justo encima del trazado.



Como los koalas son muy monos y les hicimos un montón de fotos, dejamos algunas por aquí, por eso de aprovecharlas. ¡A ver cuántos encontráis! El premio es la satisfacción personal.





Con esto vamos a dejarlo por ahora. Nosotros vamos a seguir con nuestra rutina vacacionil de larga duración y, si nos atrevemos, la próxima escapada (¿este fin de semana?) en la furgoneta será al outback.



Enrique & Marina

miércoles, 30 de enero de 2013

UN ENERO AJETREADO




El 25 de enero hizo seis meses que salimos de Barcelona rumbo a Australia y Nueva Zelanda. Muchas cosas han pasado desde entonces y afortunadamente no hay que explicarlas ahora porque hemos ido actualizando el blog de una forma más o menos constante… hasta ahora. La verdad es que hemos tenido tantas aventuras desde la última actualización que siempre que quería ponerme a escribir aparecía un ternerito huérfano a la puerta de casa, había que rescatar a damiselas de una Brown Snake o estábamos liados en el Open de Australia. Qué vida más dura la del veraneante de larga duración. Empezamos el relato:

Volvimos de Nueva Zelanda a una hora muy mala. Eran las once de la noche del día treinta de diciembre y teníamos por delante las famosas aduanas australianas. Además el transporte público en Melbourne “cierra” por la noche así que nos quedamos a dormir en el aeropuerto. Concretamente nos pusimos a dormir en unos sillones de esos que si echas monedas te masajean. Son incomodísimos, pero después de dormir en sillas en Venecia, en el McDonalds en Abu Dhabi y en el suelo en Christchurch pues no está mal.

El plan era llegar a casa de Gwen (Kyneton) por la mañana y decidir qué hacíamos para celebrar fin de año. Y aquí empiezan las aventuras:



¿Os acordáis de Rose? Es la vaca comedora compulsiva de manzanas que Gwen crió con biberón. Pues bien, Rose fue madre el día treinta de diciembre. El ternero es un toro gris oscuro que se llama Butter, que significa mantequilla (la elección del nombre carece de toda lógica).



Unos días antes que Butter nació Sunday, una ternera marrón. La madre murió a causa de una mordedura de serpiente en el morro, según comenta Bruce (el dueño de las vacas) probablemente ocurrida cuando la vaca limpiaba la placenta del suelo. En fin, vaca huérfana vaca para Gwen.

Sunday empezó a ser alimentada con biberón y se puso a vivir con las ocas. Como no se la veía muy feliz con las ocas Gwen la trasladó al terreno de las ovejas, lo que le causó un trastorno de personalidad: parece ser que creía que era una oveja.



Por casualidades del destino Rose producía demasiada leche para Butter, lo que ocasionó que apenas pudiese caminar. Gwen, haciendo caso omiso de Bruce y demás granjeros que le aconsejaron, decidió poner a Sunday con Rose y Butter, a ver si Rose daba de mamar a Sunday. Parece ser que es muy improbable que eso ocurra, pues ocurrió.



Nosotros llegamos justo cuando pusieron a Sunday con Rose y Butter.

En casa de Gwen coincidimos con Sonia y Ainara, dos chicas que conocimos en Nueva Zelanda y que llevan viajando un año y medio. Mientras nos poníamos de acuerdo sobre qué hacer para celebrar Nochevieja, llamaron a Gwen. Resulta que Bruce había encontrado a una vaca muerta con un ternerito recién nacido al lado. El ternerito se perdió y Bruce y su familia estaban con gastroenteritis así que no podían buscarlo. ¿Resultado? Fuimos nosotros a buscar al recién nacido, con cierta prisa ya que quedaban un par de horas de sol y el terreno era muy grande.



Después de casi una hora y media buscando encontramos al ternero: un toro negro que apenas podía abrir los ojos. Lo cogimos, lo metimos en el coche y lo llevamos para casa. Así que Nochevieja la pasamos entre biberones y electrolitos. El nuevo habitante de la granja fue bautizado como Toro.



Ya que no celebramos fin de año de una forma muy ortodoxa, nos fuimos a celebrar Año Nuevo a casa de Rob. Ahí tomamos unas pizzas cocinadas en su horno de mudbricks y pasamos un buen día. Nos fuimos de casa de Rob con la excusa de que igual teníamos que rescatar a más terneros.



De vuelta a casa de Gwen fui conduciendo yo. Al ir acercándonos a la casa vi que había un remolque al lado de la entrada. No recordaba haberlo dejado ahí así que miré el lugar en el que debía estar y, efectivamente, el remolque de Gwen estaba ahí. ¿De dónde había salido ese otro remolque? Aparqué el coche al lado y… había un ternero negro dentro. ¿Toro se había escapado? No. Resulta que la vaca había tenido gemelos y habían encontrado al hermano hacía unas horas así que lo habían llevado a casa de Gwen.

Así que así estábamos, apenas llevábamos veinticuatro horas en Kyneton y ya teníamos a Rose con un hijo biológico y otro adoptado y nosotros con dos toretes a los que dar el biberón. El hermano de Toro, por cierto, se llama Bravo.

Después de un par de días sin sobresaltos vacunos y justo antes de que Victoria se empezase a quemar todo era paz y tranquilidad en la granja… Una calurosa tarde de verano se escuchó un grito en el jardín, Sonia y Ainara habían visto algo. Marina entró en la casa y nos avisó de que había una serpiente justo en la puerta.

La serpiente resultó ser una Brown Snake, que está considerada la segunda serpiente terrestre más peligrosa del mundo, más que por venenosa (que lo es, y mucho) por violenta. Y lo es. Me acerqué con la cámara para filmarla y no me mordió de milagro. Tenemos un vídeo del ataque pero pesa mucho así que ya lo enseñaré a la vuelta.



El resultado del encuentro no fue positivo para la serpiente. Era un riesgo muy grande para los animales y para nosotros tenerla pululando por el jardín.

A la mañana siguiente (Gwen se había ido a Melbourne), mientras desayunábamos vi algo que no me cuadraba. Rose estaba comiendo ramas de olivo, ¡Directamente del olivo! Se había salido de su terreno. Madre mía. Había que convencer a una vaca gigante de que dejase de comer ramas de olivo fresco y se volviese a su terreno lleno de hierba seca. Yo me limité a admirar desde la distancia (las vacas las carga el diablo) como Marina, Sonia y Ainara compraban la voluntad de Rose a base de manzanas.



Finalmente gracias a la maña de las chicas, a mi fuerza bruta y a las manzanas conseguimos reparar la alambrada, con Rose en el lado interior del cercado. Durante la reparación de la alambrada me picó una araña en una pierna, pero aquí sigo, así que no era mortal. Dolió bastante durante una semana por eso.



En cuanto a la rutina sin sobresaltos, lo más destacable han sido los baños en el río que hace de límite de la propiedad de Gwen.



Marina ha aprovechado para emular a sus ídolos de Bricomanía y ha construido un contenedor para hacer compost utilizando maderas viejas y chapa metálica. Muy apañada.

En relación a los incendios que han estado ocurriendo en Australia los últimos días, el más cercano lo hemos tenido a unos treinta quilómetros. Los protocolos a seguir son muy claros: el departamento de emergencias de Victoria llama por teléfono a todas las casas de las zonas en peligro de tal manera que cuando descuelgas el teléfono lo que escuchas es una sirena. A partir de ese momento eres libre de iniciar la evacuación o de quedarte a defender tu casa. Australia es muy grande y no hay bomberos para todos así que ya te avisan de que, en caso de incendio forestal, no esperes que los bomberos acudan a tu casa a rescatarte. Hemos estado varios días con la mochila lista para salir pitando pero no hemos tenido que hacerlo, afortunadamente.



Los fuegos han dejado, eso sí, bonitos atardeceres.



Como no podía ser de otra manera hemos aprovechado también para ir a ver a nuestros amigos los canguros, esta vez con una cámara con algo más de zoom.



Open de Australia



Hace unos días se celebró en Melbourne el Open de Australia de tenis. Miguel, un amigo de mi tío que lleva veintiocho años viviendo en Canberra nos invitó a Marina y a mí a Melbourne para asistir al Open durante dos días. Fue la oportunidad perfecta de ver tenis en vivo (ni Marina ni yo habíamos visto nunca un partido) y de conocer a Miguel, que ha estado pendiente de nosotros desde que llegamos en julio del año pasado.



Allí pudimos ver varios partidos, entrenamientos e incluso uno de los días tuvimos un pase para el Hisense Arena, que es el siguiente estadio en importancia después del Rod Laver Arena. En cuanto a la intendencia, gracias a Mari Cruz (cincuenta y dos años en Canberra) estuvimos cenando en la zona VIP del Club donde se celebra el Open.



En cuanto a actividades a destacar vimos jugar a Verdasco (Miguel es amigo de su padre desde que eran niños así que quedamos con él en el hotel), a Granollers y López y a más gente que no recuerdo.



También vimos entrenar a Ferrer, Tsonga, Wawrinka, Federer y Sharapova. En el caso de Federer fue nuestra cámara la que lo vio entrenar, os dejamos una foto de lo que veíamos nosotros y de lo que pudo ver la cámara. Fijaos en el detalle de la pasarela que hay detrás de la pista donde esta Roger.




Y antes de dar por finalizada esta actualización vamos a proceder con la “zona femenina” de parte de Marina…

Baby Shower

Otra de las cosas que nos ha tenido entretenidos, sobre todo a mí (Marina), ha sido la “baby shower” de Amber. Amber es la hija menor de Gwen y está embarazada de ocho meses de un niño que ¡todavía no tiene nombre! De hecho esperan al bebé de un momento a otro, ya que, según el médico, desde la semana pasada el nacimiento sería saludable para madre e hijo.

¿Y qué es eso de la baby shower? ¿Viene de show, que es mostrar en inglés? ¿Viene de ducha? ¿Pero quién se supone que se ducha? Pues lo cierto es que ni siquiera los australianos lo tienen claro. Aunque después de la fiesta llegamos a la conclusión de que el nombre viene porque el bebé, aunque no haya nacido todavía, y su madre reciben ¡una ducha de regalos! Se trata de una costumbre anglosajona que consiste en reunir a todas las amigas y familia femenina de la futura mamá, ni siquiera el padre de la criatura está invitado. 

Parece ser que las principales actividades de la fiesta son unos juegos algo escatológicos a parte del clásico comer y beber y una entrega de regalos. Por suerte, Amber se saltó los juegos  y se centró en organizar únicamente algo para picar y un solo juego que consistía en repartir unos papeles en que cada uno tenía que acabar unas frases con deseos para el niño. 

Decidió hacer la fiesta un domingo a la hora de la merienda, porque los hijos de sus amigas, fuesen niños o niñas, sí que estaban invitados. Su idea era hacer únicamente comida dulce con té, café y refrescos. Así que Gwen me pidió ayuda, que sabe que estas cosas golosas se me dan bastante bien.

Desde Lauriston (Kyneton) teníamos que llevar cucharas de plata, teteras vintage y todos esos típicos cacharros de porcelana que hay en todo hogar y que jamás se usan pero quedan preciosos en las vitrinas y en las fiestas. Cabe decir que los dulces que se estilan aquí no son como los que estamos acostumbrados. Aunque la moda de los cupcakes obviamente ha llegado hasta aquí, los pasteles suelen ser bizcochos con algún sabor particular cubiertos con glasa. Además hacen galletas con todo tipo de ingredientes: mantequilla de cacahuete, cereales, avena… y tartas que no necesitan horno y se hacen con galletas machacadas (las llaman slices, porque se sirven cortadas).



Así que la misión consistió en hacer un pastel de naranja, una tarta de limón, una tarta de chocolate y caramelo, cupcakes de vainilla y scones (que vendrían a ser unos bollitos algo dulces sin equivalente conocido). Y todo eso lo acabé haciendo con la ayuda de una de esas maquinas maravillosas que parecen una hormigonera pero a escala Barbie. La suegra de Amber preparó unas galletas de manteca de cacahuete y también cortamos fruta por si alguien estaba a dieta… Mientras, Amber y Gwen prepararon las mesas, las tazas, las platos, cafeteras y teteras al detalle para que todo quedara tan bonito como en la revista Interiores (aunque aquí se lleva más la Country Style).



A las 2 llegaron las invitadas. Amber les enseñó la habitación del bebé, estuvieron hablando de lactancia, de cuanto introducir la fruta en la dieta de los bebés, de donde encontrar los mejores pañales de tela y de otras cosas de madres. Y un poco más tarde se obró la ducha de regalos. Amber recibió un regalo muy práctico en su boda pero todavía no sabe quien se le dio, así que esta vez le encargo a Gwen la ardua tarea de apuntar quién era el autor de cada regalo. Cosa muy difícil dado que apenas conocía los nombres de la mitad de las chicas y algunos regalos eran realmente difíciles de describir.

La fiesta fue interesante, parecía un cumpleaños infantil pero sin soplar velas y sin nadie a quien tirar de las orejas. Además de que había más adultos entre los asistentes que menores.

Después de esta ración de feminidad vamos a cerrar la paradita del blog… hasta mañana o pasado, que tenemos ya preparada la actualización sobre la Great Ocean Road con paisajes estupendos, una puesta de sol y… muchos Koalas. Todo dependerá del humor que tenga después del partido de Copa, que para variar no podremos ver. Pero estaremos pendientes.

Visca Barça!

Enrique & Marina