jueves, 16 de agosto de 2012

M.A.D., LA GRAN BARRERA DE OLAS Y LA GRANJA DE COCODRILOS




Marina y yo volvemos a estar por aquí dando la lata. Esta actualización promete: un poco sobre el trabajo que hacemos, la Gran Barrera de Coral y… ¡Cocodrilos!

M.A.D.



Hace 20 años que la familia con la que vivimos fundó una empresa algo especial; Managing Australia Destinations (http://m-a-d.com.au/), la llamaron. ¿A qué se dedican exactamente? Creemos que ni siquiera ellos lo saben exactamente, pero lo describen más o menos así: conseguimos todo lo que alguien con ganas de aventura y sin problemas de dinero quiera. De este modo se han convertido en una especia de agencia de viajes a medida un tanto especiales: puedes acompañar a unos científicos mientras localizan y marcan a tiburones tigre, puedes ir de ruta por Australia en Harley Davidson o, lo más loco que han hecho hasta ahora: conducir a 1000 cabezas de ganado por el Outback Australiano utilizando jinetes y… ¡Helicopteros!

La otra parte del negocio consiste en organizar eventos para empresas, organizaciones o particulares con mucha familia. Montan lo que sea, donde sea y cuando sea. Marina y yo fuimos testigos, y participantes, del montaje de uno de estos eventos. Una cena de empresa para 90 personas con la temática “Cirque du Soleil” en el AJ Hackett Bungy Jumping (el puenting más bestia y variado del mundo).



El viernes pasado nos levantamos a eso de las 7 de la mañana, que es más o menos cuando los Kookaburra que viven por aquí deciden que debemos salir de la cama. Fuimos al almacén de la empresa, que está al otro lado de los campos de caña de azúcar de la finca donde vivimos, trasteamos un rato con todo el atrezzo que han acumulado durante 20 años y a eso de las 10 nos dirigimos rumbo a Cairns. Byron en un coche y Marina y yo en el otro, siguiéndole por una carretera que deja a las curvas de Sitges a la altura del betún (y todo esto conduciendo por la izquierda). Unos 60 km después llegamos al lugar del puenting y nos pusimos manos a la obra. Mesas de cristal, sillas transparentes, banderas balinesas, peanas luminiscentes… ¡Todo el día arriba y abajo! Byron lo tenía todo pensadísimo.



Al final del día (las 7 de la tarde aquí ya es tarde) estaba todo preparado, el grupo de baile y diferentes actores ya habían hecho sus ensayos y la oscuridad de la noche hizo que las mesas luciesen como era debido. Nos fuimos justo antes de que llegasen los comensales.



Volvimos de noche, conduciendo por la izquierda, por la carretera antes comentada. No querríamos ser injustos con ella, así que os dejamos una foto que tomamos el domingo para que valoréis si las curvas valen la pena (no hay alternativa para ir de Cairns a Port Douglas).



Aquel viernes trabajamos cerca de 10 horas, lo que supone más del doble de lo que se debería según el trato que tenemos. De todas formas nos lo pasamos pipa y los Kurth son justos y nos han cogido cariño: el sábado nos organizaron un día de buceo en la Gran Barrera de Coral y el domingo una visita a lo que, según dijeron, sólo era una granja de cocodrilos.

La Gran Barrera de Coral



Empezaremos comentando que el sábado soplaba viento a una velocidad de 30 nudos. Eso significa, explicado sin ningún tipo de rigor científico, que si hacemos 30 nudos a una cuerda y atamos una piedra a uno de los extremos el viento sería capaz de levantar la piedra (si lo hacéis en casa procurar atar también el otro extremo o perderéis la piedra y la cuerda). En unidades más conocidas 30 nudos equivalen a unos 60 km/h o lo que es lo mismo, muchísimo viento. Para los profanos en hidrodinámica marítima, las olas que no son tsunamis las causa el viento.



El trayecto hasta los arrecifes de coral duró alrededor de dos horas, cuatro si contamos que había que volver. Yo (Enrique) no me mareo, pero Marina y el resto de grumetes que iban en el barco sí. Fue un espectáculo dantesco, apocalíptico (al leer esto, por favor, debéis poner voz de Pedro Piqueras). Cuando alguien se marea en un barco se dice que tiene “sea sick”, vomitar es “throw out” o “puke” y bolsa para descomer es “sick bag” (Marina goza del dudoso honor de tener el récord con la asombrosa cifra de 29 bolsas de vomitar, y eso que mide 1,60 m y no llega a 50 kg). Ahora ya podéis ir a un crucero por las islas británicas con la tranquilidad que da saber las palabras importantes de un idioma.



Afortunadamente el mar estaba más o menos calmado en los arrecifes y pudimos hacer algo de snorkle (en cristiano: buceo con gafas y tubo).



La Gran Barrera de Coral es un conjunto de arrecifes de coral que se extiende a lo largo de 2600 km (eso es como ir de Barcelona a Salamanca dos veces y media) entre la costa noroeste de Australia y el sur de Nueva Guinea.



Los arrecifes son colonias de corales de tres tipos: duros (de crecimiento rápido), medios (de crecimiento medio) y blandos (de crecimiento lento). Nosotros estamos habituados a ver pájaros en árboles, es decir animales sobre especies vegetales. Pues bien un coral es un animal en el cuál se posan vegetales marinos, al revés que lo del pájaro. ¿Y cómo es este animal? Pues, explicado de forma fácil, es una medusa puesta boca arriba.



Después de visitar la Gran Barrera de Coral hemos llegado a la conclusión de que es como un gran jardín botánico. Hay infinidad de corales (bonitos, feos y abstractos) pero le falta algo de actividad animal (peces, tiburones o sirenas).



En el caso de querer hacer submarinismo, pensamos que no es la mejor opción, ya que todo lo bonito se encuentra accesible a pulmón libre (si no se es un zoquete acuático, evidentemente).



Todas las fotos que os hemos puesto las hicimos buceando sin botella en dos arrecifes diferentes. No puedo dejar de escribiros que llegué hasta 16 m de profundidad “a pelo” y que la cámara de fotos, que en principio sólo trabaja hasta 3 m de profundidad, sigue funcionando.

Hartley’s Crocodile Adventures



Una vez recuperados de las emociones de la visita a los corales y del accidentado paseo por el Mar del Coral, los Kurth nos tenían preparada una sorpresa. El domingo al levantarnos (a las 7, hora de Kookaburra) nos dijeron que debíamos coger el coche e ir hasta una granja de cocodrilos que había a medio camino de Cairns (por la carretera que hemos comentado antes) porque nos habían reservado una visita guiada. No teníamos ningunas ganas así que pensábamos estar de vuelta a la hora de comer. Ilusos.



La granja de cocodrilos resultó ser el Hartley’s Crocodile Adventures, una especie de zoológico de animales nativos del lugar (con lugar queremos decir Australia). ¿Qué tiene de especial? Pues que se puede tocar y dar de comer a todos los animales (a los cocodrilos sólo tocar, y sólo a los pequeños y por supuesto con supervisión). Para Marina fue una sensación de felicidad parecida a la de cuando vienen los Reyes Magos en Navidad y te traen la Harley Davidson Sporster 1200 que querías.



A finales de la década de los 60 del siglo pasado la población de cocodrilos de agua salada australianos se iba reduciendo a pasos agigantados debido a la caza legal de estos animales para hacer bolsos y botas. Los cocodrilos de agua salada tienen la peculiaridad de que en el vientre no tienen “escudo”, por lo que su piel es la más valorada del mundo. El mejor y mayor cazador de cocodrilos del mundo mató a un cocodrilo de agua salada de 8,6 m de longitud (el mayor de la historia) y tuvo una especie de revelación: pasó de ser cazador a ser conservacionista. Hizo este cambio de una forma que, a día de hoy, es muy acertada. Pensó que para proteger una especie animal se necesita que esa especie sea rentable (ecología de mercado): inventó las granjas de cocodrilos. Una de las 16 granjas de cocodrilos de agua salada de Australia es la del Hartley’s Adventures y a su alrededor a crecido este particular zoológico. Toda la zona del parque recrea, de forma artificial, un humedal natural idóneo para la vida y reproducción de los cocodrilos de agua salada (los cocodrilos de mayor tamaño del mundo).



Empezamos el día dando de comer a los Cassowarys, el animal más parecido a un avestruz punky travestido que existe. A estos los tienen más encerrados que a los cocodrilos ya que, al parecer, tienen bastante mala uva.



Nuestra siguiente actividad fue una visita a la granja y un paseo en barca por el lago del parque a cargo del guía más espeluznantemente loco que hemos conocido nunca. Un espectáculo. La gracia del paseo en barco es que dan de comer a los cocodrilos de una forma poco ortodoxa: cuelgan un pollo muerto de un palo y les hacen saltar (Marina capturó el momento justo).



Después de  la multitud de actividades cocodrilianas que se pueden hacer en el parque nos dedicamos a pasear, dimos de comer a los Kanguros y a los Wallabies (canguros más pequeños y feúchos, pero más simáticos), vimos serpientes, lagartos, peces, arañas y medusas.



Después de comer asistimos a una demostración de la fuerza que tienen los cocodrilos. El típico espectáculo donde el guía se mete en el agua con un cocodrilo y se dedica a provocarlos para que el público vea cómo se las gasta. Cómo con los delfines, vamos.



Finalmente, ya caída la tarde, llegó la guinda del pastel: los Koalas. Había tres Koalas y medio, ya que uno de los adultos tenía una cría bien agarrada al pecho.



Después de verlos dormir, cagar durmiendo, comer durmiendo, dormir, pelearse en sueños, dormir un poco más… llegó la cuidadora para cambiar el eucaliptus que devoran (es un decir). Como curiosidad deciros que los Koalas duermen alrededor de 20 horas diarias porque sólo comen determinadas hojas de un determinado tipo de eucaliptus, que resulta no ser la comida más energética posible.



Pues bien, uno de los Koalas se abrazó a la cuidadora y se dispuso a dejarse sobar por todos los guiris que estábamos babeando delate de ellos mientras se dedicaban a dormir. Qué monos los Koalas.



Por ahora no tenemos más aventuras que explicar. Muy probablemente la próxima actualización sea desde Julatten, un pueblo situado a media hora de Port Douglas hacia el interior de Australia. De momento sabemos que la próxima familia con la que vamos a vivir son músicos y que tienen un vecino que es científico medioambiental que está deseando conocernos.

Enrique & Marina


4 comentarios:

  1. Qué gozada de actividades! Lástima de los nudos y mareos; menos mal que hubo compensación con los animalillos de la zona. lo que no me queda claro es qué son los Kookaburras. Seguid contando cosas tan divertidas y apasionantes, no sólo de faunas sino también de lo que yo llamaría "actividdaes empresariales raras". Viva la inventiva y la creatividad.

    E.A.R.

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  2. Crec que si hi hagués carretera alternativa, tampoc l'haguéssiu agafat jeje! I la foto del cocodril saltant és digna de National Geografic!

    PD: vigileu amb el científic medioambiental que té tantes ganes de conèixer-vos, fa una mica de por xDDD

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  3. A partir de ahora no sólo soy fan de vuestras actualizaciones sino también del Kanguro/Wallabie de mirada y pose sexy!

    Disfrutad mucho pareja :)

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  4. Hello chicos, me están entrando muchas ganas de llevarle la falda a Marina, ¡qué bien os lo estáis pasando!!!
    Por cierto entiendo muy bien a Marina y su paseo en barco, además me traen muchos recuerdos de cuando nos íbamos a esquiar con ella, ja, ja.
    Por cierto, yo creo que ya habéis encontrado el primer punto de inversión, hacer una autopista entre Port Douglas y la barrera de coral, eso sí, si exportáis las cosas hacedlo bien, que sea de peaje.
    Por cierto soy Teyma (mis padres no pueden decir tantas tonterñias juntas), que no tengo manera humana de conectar con vuestro blog (ay!! quizás no me querías, pues me quedo la falda)

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